¡Hola! ¿Cómo estás?
Recordatorio. Mañana presentamos libro nuevo (en coautoría con mi amiga Flor Lopez Boo): La Ciencia de los Detalles. Venite a la librería Dain en la esquina de Nicaragua 4899 a las 6 de la tarde. Nos presenta Santi Bulat. Tal vez haya vino. El libro físico va a estar listo en algunas semanas (cosas de Argentina, viste), pero vas a poder pre-comprarlo (para que te llegue a tu casa) y comprarlo para e-book ahí mismo. Vamos a estar firmando camisetas.
En otro orden de cosas, hoy se cumplen exactamente 365 días de un hecho que le cambió la vida a varios de los lectores de este espacio (al menos por un tiempo). Estarás pensando qué tendrá que ver el mundial con la economía. Mucho.
Espero que te guste. Gracias por leer.
Las preguntas de hoy
¿La Scaloneta puede servir para aumentar la cohesión nacional?
¿Argentina tiene al mejor equipo de fútbol del mundo?
Desde hace un año Argentina tiene al mejor equipo de fútbol del mundo (pregunta de arriba respondida). Hay un montón de personas que hasta hace poco tiempo no sabían cuánto pesaba la copa (o no se acordaban) y ahora lo saben. Histórico.
Pero pará. No es que el párrafo de arriba está totalmente descolgado y no tenga nada que ver con el envío de hoy. Tiene mucho que ver, ya vas a ver. ¿Que si esperé especialmente hasta el 18 de diciembre para escribir sobre el paper de hoy? Tal vez. ¿Que si aún si el paper de hoy no tuviera nada que ver con el fútbol hubiera empezado con el mismo párrafo? No puedo negar ni afirmar. Pero tiene.
Si sos de los que sabe cuánto pesa la copa del mundo y tuviste la fortuna de estar en Argentina el 18 de Diciembre de 2022 te pido que pienses unos segunos en ese momento. Dónde estabas, qué hiciste esa semana: el 18, el 19, el 20 de Diciembre. Yo fui al Obelisco (y saqué unas fotos, como por ejemplo).
Mi (¿pre?)juicio es que los porteños en general no nos tratamos bien. Hacés dos cuadras en auto y recibís (y tirás) 4 puteadas. Caminás por la calle y te putean si vas lento. O si vas muy rápido. El de la caja del banco no solo no te saluda sino que no contesta tu saludo. El taxista va a putear a cuanto ciclista le pase por al lado y va a tocar la bocina hasta gastarla. Y va a putear al que está demorando el tránsito con una protesta, quien, también va a putear al taxista y a vos. Y al ciclista. Y vice versa.
La semana del 18 de Diciembre de 2022 fue diferente. Las calles estaban colapsadas, mucho más que siempre. Pero no te puteaban. Más bien todo lo contrario: te pedían por favor que pases primero, te agitaban la mano siguiendo la melodía del “Muchaaaaachos” y vos, sonriendo, se la agitabas de vuelta. Si pasaba uno con la camiseta de Boca y otro con la de River no se peleaban. Al contrario, se abrazaban, saltaban y cantaban juntos alguna de esas canciones nuevas con tono racista contra Francia. Me acuerdo que el 20 fui a cenar a Parrilla Maure (hoy, la mejor parrilla porteña entre las que tienen precios denominados en pesos argentinos de curso legal). Uno en una mesa empezó con un “Muchaaaaachooos”. El de la mesa de enfrente lo siguió. Un taxista pasaba por al lado y frenó para sumarse. Uno de una mesa alejada se paró y empezó a saltar y abrazarse con el de la mesa contigua. La gente que pasaba caminando saludaba, como hacen en los pueblos. Las únicas bocinas que sonaban intentaban replicar la melodía futbolera. Todo era risas. El paper sobre el que escribí muestra que eso que te (nos) pasó, ese amor repentino por el otro, esas ganas de abrazarte con extraños, es normal. El futbol es así.
“Building Nations through Shared Experiences” lo escribieron tres personas que admiro: Emilio Depetris, Filipe Campante y Ruben Durante (que siempre me lee, así que abrazo Ruben). Un argentino, un italiano y un brasileño escribiendo un paper sobre fútbol debe haber sido de las experiencias más divertidas que les regaló la profesión.
La hipótesis a probar es que ciertas experiencias compartidas como país (en este caso, ganar torneos de fútbol) tienen un poder cohesivo entre ciudadanos que normalmente están divididos (por política, por conflictos étnicos, por conflictos de clase). Probar esto, más allá de lo anecdótico, es difícil por muchos motivos, pero especialmente por dos.
¿Cómo medimos cohesión (o algo que se le parezca)?
¿Cómo identificamos el efecto causal de ganar partidos (o torneos) en esa cohesión?
Para resolver el punto 1 hay un montón de alternativas. Una relativamente fácil es preguntar. Si en un país hay muchas etnias y están en conflicto, lo que nos gustaría es tener una variable que refleje el grado de identificación que tienen los ciudadanos respecto de su etnia versus respecto del país. En lugares en donde hay clivajes étnicos muy fuertes (y poca cohesión), esperaríamos que la gente se identifique más con su etnia que con su nacionalidad. Encuestas de valores como la World Values Survey o, en el caso del paper, Afrobarometer suelen preguntar exactamente éste tipo de cosas. Problema resuelto.
El punto 2 - el de la causalidad - es un poco más complicado. Imaginate que tenemos una base de datos completísima a nivel país-mes con un buen indicador de cohesión y los resultados de los partidos de cada una de las selecciones del mundo con todos los partidos que se jugaron. Podríamos correlacionar “selección ganó un partido” con “ciudadanos muestran cohesión” pero no dejaría de ser eso: una simple correlación. Digo, la causalidad podría ir para cualquier lado. Por ejemplo, podría ser que cuando hay más cohesión los hinchas apoyan más y entonces es más probable que gane su equipo. O incluso podría ser que cuando al país le está yendo bien (en general) la gente se siente más cohesionada y los jugadores estás más motivados para ganar.
Imaginate que en vez de tener datos mensuales tenés datos diarios. O sea, todos los días vas registrando el humor social y el sentimiento de cohesión e identificación nacional en un montón de países. Que enfatice la frecuencia con la que vienen los datos no es casual. Cuando tenemos datos con muy alta frecuencia podemos intentar identificar patrones discontinuos que se dan de forma sistemática justo cuando pasa cierto evento. En algunos contextos, esos saltos discontinuos tienen una interpretación presumiblemente causal. Veamos.
Cuando se hace una encuesta suele irse con un plan. Imaginate que tenés que hacer una encuesta para medir el sentimiento de identificación nacional en un país (Nigeria, digamos). La pregunta que te interesa es qué tanto los ciudadanos se identifican con el país en comparación con su etnia, religión o partido político. Ponele que tenés 10 encuestadores, 2000 hogares que encuestar, o sea que da unas 200 encuestas por encuestador y cada encuesta les lleva 1 hora (con traslado, digamos). O sea que en un dia un encuestador hace 4 encuestas (trabajan 4 horas por día) y 10 encuestadores hacen 40. En una semana hacen 200 y en diez semanas terminan. Los contratás para que encuestan entre el 1 de Septiembre y el 30 de Noviembre, con un descansito en el medio, y les marcás desde el día 1 exactamente a qué lugar tienen que ir y en qué orden.
Ahora, resulta que en el medio pasan cosas. Por empezar se juegan partidos de fútbol, entre ellos, partidos de eliminatorias para el mundial e incluso alguna copa regional (la Copa África, ponele). La verdad es que el plan que armaste el día 1 no tuvo muy en cuenta los partidos de fútbol. Digo, sí, te ocupaste de no mandar a encuestar justo el día que hay partido, por las dudas. Pero no es que decidiste encuestar a los del barrio X antes de cierto partido y a los del barrio Y después. Nada, fuiste encuestando secuencialmente y casualmente algunos fueron encuestados antes y otros después de cada partido. O sea que la gente que entrevistaste justo antes del partido Nigeria-Camerún, en el que Nigeria goleó con cuatro goles del maestro Jay-Jay Okocha debería ser más o menos parecida a la que entrevistaste justo después. O sea que si la gente que casualmente respondió justo antes del partido te dice que si identifica más o menos con Nigeria pero mucho más con su etnia y la gente que casualmente respondió justo después te dice que se identificá un montón con Nigeria pero no tanto con su etnia, podríamos decir que problemente el partido haya tenido algo que ver.
Si esto pasa una vez (un solo partido), la verdad es que ese salto discontinuo en la identificación nacional tranquilamente podría ser una casualidad. No sé, tal vez ni sabías pero justo ese día del partido también pasó otra cosa importante. Ahora, si en el período de tu encuesta resulta que hay 4 partidos en diferentes lugares, a veces con Nigeria ganando y a veces perdiendo y resulta que sistemáticamente ves un salto discreto en el sentimiento de identificación nacional justo depués de que Nigeria gane, me empiezo a creer que tal vez el efecto Jay Jay Okocha sea causal. Y si encima la encuesta no es solamente en Nigeria sino en 20 países, me termino de convencer.
Fijate que la frecuencia en que vienen los datos es crucial: con datos anuales (o incluso mensuales) se complica la cosa porque la probabilidad de que el evento que buscás aislar (partido de fútbol que gana una selección) se mezcle con otras cosas que pasan en simultáneo es mayor. No es igual comparar ayer contra hoy que el mes pasado contra este.
Este ejercicio es exactamente (o casi) el que hicieron Emilio, Filipe y Ruben con datos de África. Juntaron datos del Afrobarometer (37,000 encuestados entre 2002 y 2015 en 25 países) que coincidían justo con fechas de 69 partidos oficiales de selecciones nacionales africanas.
El eje X del gráfico de arriba muesta la distancia al partido en bloques de tres días. El 0 es el día del partido, a la izquierda están los días pre y a la derecha los días post-partido ganado por la selección nacional. El eje Y mide el impacto en una variable de identificación étnica. Los valores positivos dicen que los encuestados se identifican, en promedio, más con su etnia que con su país. Los valores 0 dicen que los encuestados se identifican, en promedio, igual con su país que con su etnia. Los valores negativos dicen que los encuestados se identifican, en promedio, más con su país que con su etnia. Fijate que pre-victoria son prácticamente todos 0’s: antes de que gane tu equipo no tenés una identificación particularmente alta con tu etnia o con tu país. Después resulta que tu equipo gana (momento 0) y a partir de ahí sistemáticamente empezás a identificarte más con tu país y menos con tu etnia.1
O sea: la experiencia compartida de que la selección gane un partido limó un poco las diferencias que tenías con tus out-group étnicos. Pero hay más: el poder cohesivo del fútbol nacional solamente vale para partidos oficiales y competitivos (o sea, los amistosos no generan nada) y valen particularmente cuando la selección le gana a un rival clásico.
Volamos al mundial 2022. En el primer envío de este Newsletter escribí sobre como la rivalidad en cuando a identidad política (polarización, básicamente) puede atenuar todo el efecto positivo y cohesivo de compartir otras identidades que nos unen (por ejemplo, la identidad nacional). Acá abajo te pongo un gráfico de ese mismo paper (que escribimos con Bruno Ferman y Pedro Sant’Anna) que hicimos live-stremeando una muestra de Tweets enviados desde Brasil, minuto a minuto durante el partido Brasil-Serbia en el cual se lesionó Neymar.
Lo que hicimos fue lo siguiente. Una vez que nos bajamos los tweets los filtramos para quedarnos solamente aquellos que referían a Neymar. Después filtramos a los usuarios que los enviaban: nos quedamos solamente con aquellos a quienes podíamos identificar como “pro-Lula” o “pro-Bolsonaro” en función de sus tweets previos (ej: si usaban el hasthag #Lula2022). Finalmente hicimos un poco de text analysis para clasificar a esos tweets como “festejando” o “lamentando/no festejando”. Si te fijás en el gráfico hay dos colores: negro y gris. Los puntitos negros son tweets festejando y los grises lo contrario. Cuando un puntito arriba del cero del eje Y significa que hay más tweets de cuentas Pro-Lula que de cuentas Pro-Bolsonaro (y lo opuesto). Fijate que entre las 20 y las 21 pasa algo relevante para Neymar (y para Brasil): se lesiona. Fijate como, a partir de la lesión, hay un montón de puntitos grises arriba del 0 y un montón de puntitos negros abajo del cero. Te traduzco: las cuentas pro-Lula estaban festejando la lesión de su ídolo y las cuentas pro-Bolsonaro la estaban lamentando.
Que se lesione tu máximo ídolo, el que tiene la llave para hacerte ganar un mundial, debería ser una gran tragedia para todos. Pero no, para un grupo grande (los pro-Lula, al menos de nuestra muestra), no tenía nada de trágico. ¿Qué tenía Neymar de especial? Que era (es) pública y fervientemente defensor de Bolsonaro. Tanto es el odio mutuo entre grupos políticos opuestos en Brasil que hasta opacó, al menos en parte, el efecto cohesivo que normalmente tienen los eventos nacionales compartidos, como jugar un mundial. Y no es solo de los pro-Lula la cosa: con Richarlison (el otro ídolo, pero lulista) la reacción negativa era de los pro-Bolsonaro.
Pero pará. Emilio, Felipe y Ruben dicen que el fútbol es cohesivo y yo acá estoy diciendo que a veces no tanto. ¿Cómo puede ser? Los resultados de los dos papers son totalmente compatibles. La polarización política en Brasil llegó a un punto en el que permeó incluso entre los representantes de los símbolos nacionales: Neymar es Bolsonaro, Richarlison es Lula, la selección, aparte de ser un símbolo nacional, termina mezclandose con el fanatismo partidario. Y ahí el poder cohesivo empieza a deteriorarse.
Cuando escribimos papers empíricos siempre la pregunta del final que te hacen cuando lo presentás es más o menos la misma “ok, so what is the policy implication?” Y acá la respuesta no es tan obvia. O bueno, sí: hay que ganar muchos mundiales. No, pero en serio, ¿qué hacemos con todo esto? Una respuesta natural es que una forma de suavizar los conflictos que generan los clivajes dentro de un país (raciales, étnicos, políticos) es tratar de hacer un poco más salientes las cosas que sí compartimos y sí nos unen (una idea que los padres fundadores de cualquier país siempre tuvieron muy clara). El equipo de fútbol es un ejemplo obvio de símbolo nacional pero seguro se te pueden ocurrir muchísimos otros. Otra respuesta es no politizar lo que se supone que nos tiene que unir. No tengo ni la menor idea de a quién vota Messi o Scaloni o qué políticos les gustan más o menos. Ni quiero saberlo. La Scaloneta está arriba de todos ellos y ojalá que así siga.
Último envío del año. Me pongo emotivo y me despido con tres cosas:
Ya somos más de 3.600 suscriptores. No dejo de sorprenderme con que tanta gente quiera leer sobre papers. O sea, a mí me parece re divertido, pero yo de adolescente jugaba al Magic en el Club del Comic todos los sábados, yo qué sé. A todos ustedes, de verdad: gracias por leer.
Francia.
Les deseo que tengan un gran año. Y no se olviden de venirse mañana a Dain a las 6 PM, así hablamos un poco de economía del comportamiento. Y nos tomamos un tinto para despedir el año.
Te puede interesar
El paper de hoy es este.
El post sobre fútbol y polarización, el primero de este Newsletter, está acá.
Para ir cerrando el año dejame musicalizarte la mañana:
En el próximo envío
“Los tanos”. Argentina y Estados Unidos son dos de los países que más italianos recibieron durante la primera mitad del siglo XX. Si sos descendiente y te preguntás que sería de tu vida si tu abuela se hubiera ido a New Jersey en vez de a Buenos Aires el próximo envío es para vos. No va a ser en dos lunes porque cae 1 de Enero y ese día no lee ni el mono. Sale el 2.
Técnicamente, todos los valores se estiman en relación al día pre-partido (fijate que es un puntito justo en el 0). O sea, los valores negativos lo que te dicen es que, en relación al momento pre-partido, la gente se identifica más con su país que con su etnia.
Más allá de la cohesión social que genera, la contracara de esa efervescencia es la derrota y dificultad de los oficialismos en las elecciones siguientes a la obtención de un Mundial de fútbol. A excepción de Alemania 2014, todos los oficialismos de los países campeones en el siglo XXI enfrentaron protestas, grandes movilizaciones y derrotas electorales, desde Lula en 2002 hasta Massa 2023, pasando por los "Chalecos amarillos" en Francia en 2018 o los Indignados en España 2011. (https://open.substack.com/pub/cuestiondeestadio/p/el-mito-del-mundial-que-tapa-la-realidad?r=1peeo6&utm_campaign=post&utm_medium=web)
No sé si está medido, pero entiendo que la euforia colectiva y la sensación de bienestar por un elemento externo, al poco tiempo contrasta con los elementos negativos de la realidad y refuerza ese malestar.