¡Hola! ¿Cómo estás?
Todos puteando porque los pibes boludean día y noche con el telefonito. Los padres de adolescentes se empiezan a preocupar. Los gobiernos prohíben celulares en las escuelas.
Ojo que algo de razón tal vez tengan. Los smartphones están creando generaciones de pibes, digamos, no tan …conectados. Seguí para abajo que te cuento.
Espero que te guste. Gracias por leer.
Las preguntas de hoy
¿Cómo afectó la llegada de 3G y los smartphones el rendimiento escolar de los adolescentes?
¿Y su vinculación con el mundo real?
Hay todo un hype sobre el tema del uso del celular entre adolescentes: todos como locos diciendo que los hace más dispersos, menos conectados con la realidad, incluso más ansiosos. Sin ir más lejos, desde hace un par de años cada mes sale una nueva ciudad a anunciar que bannean los celulares en sus escuelas. Hace poco se sumó la opulenta Ciudad de Buenos Aires. Creo que gran parte del hype se debe a la militancia de John Haidt y sus amigos. Lo más probable es que nunca hayas escuchado hablar de Haidt (y que los que decidieron prohibir celulares en las escuelas de tu ciudad tampoco hayan escuchado hablar de él), pero estoy seguro de que su militancia y sus argumentos permearon. Haidt viene desde hace años escribiendo en medios académicos (papers) y no académicos (su Newsletter, Twitter) sobre lo mal que le hacen los celulares a los pibes. El año pasado sacó su libro (“La generación ansiosa”) y se hizo Best Seller en cosa de horas.
Su punto es simple: los smartphones son el demonio hecho objeto y las redes sociales son lo peor que le pudo pasar a la adolescentes. Estamos formando una generación de pibes con serios problemas de atención y salud mental y hay que frenarlo drásticamente: nada de celulares antes de los 14, nada de redes sociales antes de los 16 y nada de teléfonos en el aula. Siempre pensé que Haidt tenía razón. Incluso antes de leer cualquier argumento o atisbo de demostración de su punto, le creí. Después leí su libro - no todo; tip sobre libros de divulgación salvo los míos: lees el 15% y entendiste todo - y me dio la impresión de que la evidencia que presenta para sostener el punto es, en el mejor de los casos y siendo muy generoso insuficiente y, en el peor de los casos, bastante pobretona. Esto de que la evidencia anecdótica (« míralo al hijo de Juancito, todo el día en el teléfono, está hecho un boludo ») sea tan poderosa y tan obvia pero que no haya nada realmente sistemático para sostener el punto me molesta muchísimo. Porque quiero creer.
La buena noticia es que ya no tengo que preocuparme, porque esos días oscuros de creer en algo obvio sin tener evidencia para sostenerlo terminaron. Ahora tenemos evidencia global y bastante convincente de que, efectivamente, el celular está jodiéndole la existencia a las nuevas generaciones. Bueno, por ahí estoy exagerando. No es que se cierra la discusión, claro. Pero el paper de hoy al menos trae un avance grande en lo que sabemos del tema.
La evidencia la trajo Ronak Jain, flamante egresada de su phd que empezó a trabajar en la Universidad de Zurich hace unos meses y a quien conocí la semana pasada en un viaje relámpago a Milan que hice para escuchar (y discutir, porque un poco de agarrar la pala es necesario, viste) sobre la frontera del interesantísimo campo de “Media Economics” (preparate porque voy a escribir sobre esos papers de acá hasta 2042 al menos). Ronak dice que internet móvil (no cualquiera, la móvil) hizo que los pibes del secundario rindan peor y encima se desconecten bastante de sus redes sociales en persona, de carne y hueso.
La historia va más o menos así. Tipo mediados de los 2000’s la tecnología ya anticuada del 3G empezó a hacerse popular en todo el mundo. Se inventó en 2001, pero recién en 2005/06 llegó masivamente a varios países y solamente por los 2012’s o 2013’s terminó de cubrir casi todo el mundo (salvo Argentina, que fue mucho después, posta). Ahora nos parece una locura, pero el 3G trajo un salto discontinuo (30 veces) en cuanto a la velocidad para bajar y subir datos por la internet inalámbrica en comparación con lo mejor que había antes (2G). Este salto permitió que se desarrollen y se comercialicen masivamente lo que ahora conocemos como Smartphones: telefonitos con Internet; pero con Internet posta, navegador, aplicaciones y toda la bola. El primer iPhone salió en 2007, el primer celular con Android fue el Google Phone (HTC Dream su nombre técnico) y salió en 2008. El primer blackberry con 3G salió en 2006 y fue el 8707v, un coso gris que algunos recordarán que se veía como la foto de abajo y tenía teclado completo incorporado (opinión poco popular: que vuelva el teclado completo, loco).
3G básicamente permitió que el teléfono fuera cada vez menos un teléfono y cada vez más una computadora, con aplicaciones, sistemas operativos, email, mensajería sin SMS. Lo que hoy llamamos Smartphones, bah. Tener una computadora todo el día en el bolsillo está buenísimo pero tiene sus costos potenciales. Te pasará a vos: no podés dejar de scrollear, cuando te levantás, antes de dormir, cuando viajás en subte (por ejemplo, leyendo esto que estás leyendo de camino al trabajo), hasta cuando estás cenando con amigos. Antes no podías: no te llevabas una computadora a una cena ni al colectivo. No manejabas mirando una computadora (tampoco deberías mirar el celular, pero que podés, podés).
Y, esto no lo dice el paper - lo agrego yo -, pero la posibilidad de que tengamos computadoras en el bolsillo todo el día es que la le dio el boost que necesitaba a las redes sociales. Te sentás en el restaurante con tu amiga que inmediatamente pela el telefonito cuando llega la pizza, pone el teléfono en en ángulo correcto, saca la foto, pasa unos segundos varios arreglando la luz y los efectos y los filtros para subirla a Instagram. Después está atenta a los comentarios, a veces los responde o al menos los likea, porque no vaya a ser cosa. Que quede claro que no estoy criticando a tu amiga, eh. O sí, pero yo hago exactamente lo mismo, tal vez no con la foto de la pizza pero con otra cosa. Todos lo hacemos. La posibilidad de tener una computadora todo el día en el bolsillo le permite al pibe de los 17 estar demasiado tiempo contestando mensajes, likeando fotos y mirando videos de perros en TikTok por horas. Y, la historia sigue, es bastante probable que todo eso algún impacto tenga en el rendimiento académico y en las relaciones sociales del pibe de 17.
El camino es simple: 3G → smartphones → malos hábitos → peor desempeño. Ronak nos trae un poco de evidencia consistente con todo esto. Y no de un país, de todo el mundo. Vamos al método, paso por paso.
Empezamos por la data. Para empezar a hablar necesitamos data de 3G, para todo el mundo y para varios años. Por suerte existe Collins Bartholomew, una empresa british que tiene y te comparte la data de cobertura de 3G a niveles geográficos bien chiquitos (cuadrados de 1 Km2) para prácticamente todo el mundo y para todos los años.
Para seguir empezando a hablar necesitamos data sobre rendimiento escolar para todo el mundo y para varios años. Por suerte existen los datos de las evaluaciones PISA. Pero tienen un problema: PISA no te da información sobre la ciudad específica en la que tomó cada prueba. Te dice « así le fue a Argentina » pero no te dice « así le fue a Trenque Lauquen ». En el mejor de los casos, para algunos países podes saber la provincia, pero nada mas chico que eso, y ni siquiera para todos los países. Un problemon, porque si queremos mostrar que cuando llega 3G a una ciudad, los pibes de esa ciudad empiezan a rendir peor, necesitamos tener algún código geográfico que nos permita juntar los datos de PISA con los de 3G. Podríamos hacerlo a nivel país, pero país típicamente es una unidad geográfica demasiado grande y heterogénea y en donde pasan demasiadas cosas a la vez como para poder identificar el efecto de una sola (la llegada de 3G).
Ronak lo resuelve así, ‘cuchá. PISA no te da el identificador de ciudad pero si te dice el país y te dice el tamaño del lugar donde estaba la escuela que rindió. Por ejemplo: te dice si es un pueblo, una ciudad chica, una ciudad grande, etc. Lo que dice Ronak es lo siguiente: no miremos lo que pasó en cada ciudad específica cuando llegó 3G, sino lo que pasó en todas las ciudades de determinado tamaño en cada país cuando llegó 3G. La unidad geográfica entonces no es « ciudad de un país », sino « ciudades de determinado tamaño en un país ».
Todo muy lindo pero lo que necesitamos y todavía no definimos es el método que nos va a permitir encontrar el efecto causal de la expansión de 3G en el rendimiento escolar. Ronak hace lo siguiente, seguime el razonamiento.
Agarra cada unidad geográfica de un país. Por ejemplo: ciudades chicas de Argentina, ciudades medianas de Argentina y ciudades grandes de Argentina. Empezá mirando la cobertura de Interné 3G para cada año y para cada tipo de ciudad. Seguramente la cobertura cuando empieza a entrar lo hace de a poco, aumentando más o menos la cobertura en diferentes ciudades. Resulta que la cobertura era 0 en todas las ciudades de Argentina en, no se, 2008, en 2009 en las ciudades grandes pasa a ser 10% pero en las medianas y chicas sigue en 0. En 2010 se va a 30% en las grandes, 20% en las medianas y sigue en 0 en las chicas y así.
Ahora hace lo siguiente: mirá la evolución en las notas PISA (no el nivel, la evolución) de los alumnos de cada uno de estos tipos de ciudades antes de 2008, o sea antes de que llegue 3G. ¿Son parecidas? Bien. Ahora empeza a mirar si esa evolución empieza a tomar caminos diferentes para ciudades de diferentes tamaños, según qué tan alta es la cobertura de 3G en cada año en cuestión. ¿Se empieza a ver que en el tipo de ciudad en donde entró antes el 3G (las grandes) la evolución de las notas de PISA va empeorando en comparación con la evolución de las notas de PISA en los tipos de ciudades (medianas y aún más las chicas) en donde el 3G aún no se instaló con fuerza? Bueno, si tenemos suerte eso que encontraste es un efecto causal. Que la evolución pre-3G haya sido parecida entre tipos de ciudades nos da alguna indicación de que, en ausencia de 3G, probablemente hubieran seguido siendo parecidas. Pero no siguieron y eso, posiblemente, se deba a que en algunas la interné móvil llegó más rápido que en otras.
Esto, que no es otra cosa que una especie de modelo de diferencias en diferencias (como ya vimos varias veces, por ejemplo acá), es exactamente lo que hace Ronak. Pero en vez de hacerlo solo con Argentina, como en el ejemplo, lo hace con todos los tipos de ciudades en todos los países del mundo.
Mirá el grafo. El eje X son los años pre y post 3G. El eje Y es el rendimiento de los pibes de 15 en las prubas PISA en matemática (circulitos azules), lectura (triangulitos amarillos) y ciencia (cuadraditos gris). Los 0 antes de 3G te dicen que la evolución era parecida entre todos los tipos de ciudades para cada país. Los negativos post 3G te dicen que a medida que se extiende la cobertura 3G en tu tipo de ciudad, los alumnos de tu tipo de ciudad empiezan a rendir peor que en las otros tipos en donde aún no se extendió tanto la cobertura. Los efectos son grandes. La entrada de 3G, según estas estimaciones, les sacó un cuarto de año de aprendizaje a los pibes de 15.
La cosa no termina ahí. O, bueno, de hecho, medio que sí termina ahí, pero para que nos creamos un poco más la causalidad y todo la historia en general tenemos que ir un poco para atrás. Si el cuento es que 3G se expandió y eso permitió que los pibes usen smartphones y eso hizo que rindan peor en clase, entonces al menos me tenés que mostrar que efectivamente el uso de smartphones en pibes aumentó a medida que aumentaba la cobertura. Y sí. con la misma metodología que te conté antes, Ronak muestra que el 3G aumentó en 10 puntos porcentuales la probabilidad de que los pibes tengan el smartphone (no cualquier teléfono, los que tienen interné) en casa. También aumentó la probabilidad de que browseen en casa y la frecuencia de uso de Internet en general (40 minutos más por día), también en casa. Mucho telefonito y poco estudio. ¿O no?
Todo lo contrario, al revés de lo que uno esperaría, la entrada de 3G no reduce la cantidad de horas que los pibes hacen tarea (o dicen hacer tarea) en casa. Al revés, aumenta en 20 minutos semanales el tiempo dedicado a la tarea fuera de la escuela. ¿Por qué? Una interpretación: estudian más, pero se distraen más. Y por eso rinden peor.
Y ahora sí, vamos con el último resultado, el que les vengo vendiendo desde el principio del envío, el que quieren las guachas y el que suponemos todos. El que queremos creer porque sabemos que es así aunque no tengamos tanta evidencia. El que nos va a permitir ratonearle el iPhone al pibe y decirle “es por tu bien”. El que te dice que los smartphones no solo te afectan el rendimiento académico, sino que también te arruinan las relaciones sociales. Resulta que PISA pregunta un montón de cosas aparte de medirte la performance en matemática, lengua o ciencia. Cuántos amigos tenés, qué tan profundas son tus relaciones, como te llevás con este y con el otro, qué tan contento estás con la escuela, que tan “parte” de la escuela a la que vas te sentís. Y con eso arma índices que le sirven para entender la dinámica de las relaciones en el colegio. La llegada del 3G tiene un efecto negativo y sistemático sobre dos variables clave: la capacidad de formar amistades y el sentido de pertenencia a la institución que tienen los alumnos.
Termino este envío con una inteligentísima reflexión como las que te tengo acostumbrado, así la repetís y quedás como un campeón con la gente del ascensor. Hay una gran diferencia entre “prohibirle el uso del celular a mi pibe de 14” y “los pibes de 14, inclusive el mío, tienen prohibido el uso del celular”. No es un detalle. Es la diferencia sutil que sale de lo que en economía llamamos "efectos de equilibrio parcial” en comparación con “efectos de equilibrio general”. Si le sacás el celular a tu hijo y se lo dejás a todo el resto de su clase, seguro que tu hijo va a sufrir porque se va a quedar afuera de todo. Ese es el efecto parcial. Si se lo sacás a él pero también a todos sus amigos, nadie se va a quedar afuera de nada porque la vida de todos va a volver a ser offline. Todos felices. El paper de hoy nos gusta porque, a diferencia de lo que suele escribirse, habla de equilibrio general. No es sobre lo que le pasaría a tu pibe si no tuviera celular, sino sobre qué pasaría con el aprendizaje y la salud mental de tu pibe en un mundo contrafactual en donde los smartphones ni siquiera existen para los adolescentes. Por si te dio fiaca leerlo entero, acá te dejo cómo se vería ese mundo contrafactual en una imagen:
¿Querés quedar como el capo del grupo, el intelectual, el curioso, el gracioso, divertido y profundo? ¿Te interesa quedar bien con la (o el) que te gusta pero resulta que es una snob, que solo te responde si piensa que le estás diciendo algo inteligente aún si ni siquiera termina de entenderlo? No lo pienses más, ya sabés que tenés que hacer: compartir este envío.
Y si no te da para compartir, pero aún así querés agradecerle a esta comunidad que tanto te dio, podés darle like, me gusta, mi piace, j’aime. Gracias amigo, gracias amiga.
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Lo que viene, lo que viene
“La mamá de Mateo”. ¿Quién va a las reuniones de padres? ¿El padre, la madre, los dos? ¿Y al fútbol, quién lo lleva? Y si hay un quilombo, ¿quién lo busca por la escuela? No sé la respuesta a ninguna de estas preguntas. Pero sí sé quién se espera que lo haga. La próxima semana te cuento sobre las normas sociales de la crianza que, consciente o inconscientemente, todos tenemos en la cabeza.
Muy buen material! El uso de celulares está (nos está) afectando también a los adultos… Qué se le puede exigir a un adolescente cuando sus propios padres usan el celular constantemente??
Excelente!!!!