¡Hola! ¿Cómo estás?
¿Te jode que la jabru tenga amigos? ¿Y qué salga hasta tarde y ni siquiera te avise adonde va?
Tal vez tus antepasados se dedicaban al pastoreo de ganado. Seguí leyendo que te cuento.
Espero que te guste. Gracias por leer.
Las preguntas de hoy
¿La actividad económica de nuestros antepasados explica nuestra cultura?
Allá por 2006, en los albores de YouTube, yo estrenaba mi segunda década y me divertía mirando videítos bizarros. Delfín hasta el fin, Wendy Sulca, la Tigresa del Oriente. Y, claro, Los Happiness con su hit “Amo a Laura”.
Hagamos juntos, este crucigrama
Aplacemos lo otro para mañana
Cantar contigo, me llena de alegria
(sha la la la... sha la la la la)
Dejemos todo lo demas para otro dia
Quisiera besarte pero sin ensuciarte
Quisiera abrazarte sin dejar de respetarte.
Amar es saber esperar, es saber esperar, es saber esperaaaarrrr…
♫ Amo a Laura, pero esperaré hasta el matrimonio! ♫
Una hermosa canción que, lamento informar a quienes no lo sabían, saliô como una parodia. No sé bien a quién, porque en esa época no se había puesto de moda el conservadurismo, pero que se me hace contemporánea en estos tiempos de patria, dios y familia.
Este temazo era en joda, pero para un montón de gente no lo es. Sí, ya sé, ya sé, ¿a cuánta gente le gusta la idea de castidad en esta época del mundo en occidente? Poca, seguramente. Pero si te movés un poco del extremo, seguro que la cosa te empieza a resultar más familiar. Preguntale a tu amigo si le jodería mucho, poco o nada que su pareja hubiera tenido en el pasado una centena de encuentros sexuales con personas diferentes. Y ni hablar si nos vamos de los centros urbanos: ahí sí, preguntale a una familia más o menos tradicional del interior de, digamos, el Estado de Goiás en Brasil, si le parece bien que una mujer tenga relaciones sexuales antes del matrimonio. Y ni hablar si nos movemos de occidente. Porque ahí tal vez te encontrás no solo que está mal que la mujer tenga relaciones sexuales extra-matrimoniales sino que no está tan mal que el hombre las tenga.
La gente tiene diferentes valores y cada cultura tiene sus particularidades. Ni bien, ni mal, pero así está la cosa. Lo interesante es entender por qué. Algunos envíos atrás escribí sobre la persistencia. Sobre como pasaba algo muy pero muy grande en algún lugar hace cientos (o por que no miles) de años y eso impactaba en la forma en que la cultura se desarrolló y si vas al mismo lugar, muchísimos años después esa cultura persiste.
En ese envío empecé contándote sobre un caso particular: las diferencias marcadas entre los niveles de civismo italiano en el norte en comparación con el sur. Te conté sobre como las regiones en donde se fundaron las primeras ciudades “libres” de Italia (hace varios siglos), tuvieron que aprender a gobernarse, para lo cual desarrollaron instituciones que sembraron la semilla del tipo de instituciones democráticas que tienen hoy. Esas ciudades estaban en el norte. ¿Y el sur? En el Sur estaban los normandos y por lo tanto el surgimiento de ciudades libres se retrasó. El norte, donde estaban las ciudades de liberación e independencia temprana, hoy tiene mejores instituciones personas más “cívicas” (honestas, participativas, de las que no tiran basura en la calle y no cruzan en rojo) y mayores niveles de desarrollo.
¿Y qué tendrá que ver la historia de Italia con la cultura de la castidad de las regiones conservadoras del mundo de hoy? No mucho. Salvo que, al igual que en el caso de Italia, tal vez las diferencias culturales que vemos entre países y dentro de cada país hoy, sean la consecuencia de algo que pasó hace varios cientos de años. ¿Qué es esa cosa tan importante que pasó hace tantos años y que explica que hoy a vos te joda muchísimo que tu mujer tenga un largo y variado kilometraje sentimental? Anke Becker dice que mucho se explica por como tus antepasados pre-industriales se las rebuscaban para subsistir. Dejame que desarrolle.
La gente siempre se las tuvo que arreglar para comer. Una forma de arreglárselas, especialmente en la era pre-industrial, era algo que en Argentina conocemos bien: el pastoreo. Tenés grandes extensiones de tierra, vivís en un lugar apto para ciertos animales (ovejas, vacas, caballos, ciervos, lo que sea) a quienes les gusta caminar y comer pasto. Hoy solemos preferir carne de pastoreo (vacas libres, comiendo pastura), pero también tenemos otras opciones, por ejemplo, las vacas de feedlot. Naturalmente hay un tradeoff entre precio y calidad porque el pastoreo es mejor pero requiere extensividad en la producción (en principio, espacios amplios para que la vaca se maneje). La de feedlot tal vez te sale un poco peor pero podés producir en espacios más chicos, porque es un tipo de producción más intensiva.
Cuestión que esto del feedlot es bastante nuevo (de los 60’s). Si querías comerte un bife hace 500, 600, 1000, 2000 años, el feedlot no era una opción. Pero la cosa era aún más complicada: el pastoreo actual que ves en las pampas es pastoreo sedentario. La gente más o menos se queda en el mismo lugar; claro, camina, se mueve, se maneja en extensiones bien grandes, pero no es que va mudando campamento cada dos semanas. El pastoreo de los nómadas (o semi-nómades) implicaba moverse casi constantemente, llevando y guiando a la manada de animales. Pastoreando, bah.
El grafo de arriba sale del paper en cuestión y está basado en el Atlas etnográfico. Una publicación que tiene ya algunos años y que describe municiosamente las prácticas económicas y culturales de unas 1300 sociedades de diferentes grupos étnicos (pre-industriales) a lo largo y ancho del mundo. Con esa data podés saber, por ejemplo, qué animales eran comunes para la producción (o si no se usaban animales at all) y clasificar a cada sociedad según su dependencia económicas histórica al pastoreo (si EL animal es el caballo, entonces seguramente rankeas alto; si EL animal es un pollo - raza Orpington, como el que ilustra este Newsletter -, seguramente rankeas bajo). Mirá los circulitos y sus colores. En rojo hay dependencia al pastoreo bajo, en amarillo medio y en verde alto.
Te estarás preguntando por qué empecé hablándote de la castidad y ahora te hablo del pastoreo. Resulta que pastorear es un laburo sacrificado. Lo hacía el macho de la casa e implicaba viajes frecuentes. Por un lado, pastorear implicaba irse por mucho tiempo a llevar a los animales para que se manejen por el pasto. Por otro lado, para las comunidades más nómades, moverse implicaba mover a los bichos y el hombre era el encargado de cuidarlos de noche para protegerlos de otros predadores. Y ni hablar si la comunidad también comerciaba: ¿quién te pensás que iba a llevarle el cabrito al cliente?
Y acá viene el problema. El marido viaja, la mujer queda sola y el hombre empieza a desconfiar. Claro, las familias tienen hijos y poder tener la certeza de que el pibe que parió tu mujer es realmente tuyo es importante, no solo por los motivos obvios, sino porque al pibe hay que darle de comer (lo cual es costoso) y no querés darle de comer al hijo de otro. La hipótesis de Anke es que, en sociedades de pastoreo, se empezaron a adoptar normas y costumbres muy restrictivas hacia la mujer, su libertad, su movilidad (y, en particular, el ejercicio de su sexualidad), como una especie de seguro contra la promiscuidad. Esas normas, parece, persisten de alguna u otra manera hasta el día de hoy. Te cuento algunos resultados, a ver si le creemos.
Mirá el mapa de arriba. ¿Ves que en África hay un montón de variaciones regional en cuanto a la dependencia al pastoralismo de cada grupo? Dos etnias diferentes viviendo en (lo que hoy es) el mismo país, pueden tener intensidades de empleo de pastoralismo muy diferentes. Bueno, lo primero que hace Anke es centrarse en África y mostrarte que en lugares de alta intensidad histórica de pastoralismo, la prevalencia ACTUAL de infibulación (o sea, digamos, mutilación genital femenina) es mucho pero mucho más alta que en los lugares de baja densidad histórica de pastoralismo. Aún comparando mujeres del mismo país, la misma edad, religión, nivel educativo, estado marital. Pero hay más.
La mutilación no existe en un montón de lugares del mundo, pero sí hay otras formas de expresar preferencias por reducir la libertad sexual de las mujeres. Anke extiende el análisis a otras regiones (África, Asia, Sudamérica, Europa) y te muestra que las mujeres que descienden de grupos históricamente intensos en pastoralismo piensan con mucho mayor frecuencia, por ejemplo, que las mujeres deberían esperar al matrimonio para tener relaciones sexuales. También reportan haber tenido menor cantidad de parejas sexuales en su vida y reportan con menor probabilidad haber engañado alguna vez a su esposo. También tienen menor probabilidad de ser HIV positivos. Y hay más.
¿Te ponés celoso cuando la jabru habla con otros hombres? ¿Te ponés nervioso cuando no sabés dónde se fue la jabru? Resulta que estas y otras preguntas incluso más duras sobre qué tanta libertad están los hombres dispuestos a darle a sus parejas mujeres (tipo, ¿te parece que si la jabru se va de la casa sin avisarte tal vez se justifique algún guantazo?) se hacen típicamente en encuestas de salud y demografía del mundo. Y resulta que si venís de una zona de alta intensidad histórica de pastoralismo, las respuestas ACTUALES a ese tipo de preguntas son mucho más frecuentemente SÍ que en el resto de los lugares. De nuevo: aún comparando mujeres del mismo país, la misma edad, religión, nivel educativo, estado marital.
A mí los papers históricos de este tipo me encantan. Pero reconozco que a veces son difíciles de creer para mucha gente. No porque los investigadores no hagan bien las cosas, sino porque el problema es complejo: pasó algo hace siglos, en el medio pasaron mil millones de otras cosas y resulta que tengo que creerme que lo que vemos hoy es producto de ese evento particular de tantos años atrás. Anke muestra evidencia que a mí me terminó de convencer bastante. Acá van algunas de las preocupaciones que deberías haber tenido mientras leías los párrafos anteriores (y si no las tuviste, lee con mayor atención, ¿si?).
Primer problema potencial: haber dedicado tu economía intensamente al pastoreo (en vez de a otra actividad) no era aleatorio. Digo, por algo lo hacías y ese algo puede perfectamente explicar el machismo de hoy. Ejemplo: imaginate que había sociedades super machistas y como eran super machistas se permitían pastorear tranquilos porque sabían que el hombre se podía ir y la mujer iba a estar guardada en casa sin chistar. Y bueno, hoy esas sociedades siguen siendo machistas, no porque pastoreaban, sino porque ya eran machistas en cualquier caso. La forma de descartar esta hipótesis es buscando una variable que sea un buen predictor de pastoreo pero no de machismo. Anke te dice que mires el gráfico de abajo.
Para pastorear hay que tener condiciones climáticas y ecológicas propicias. Necesitás, por ejemplo, acceso a pastura de diferentes tipos de suelo (humedales, por ejemplo). Hay suelos que son aptos para pastoreo, pero son poco profundo, no logran retener agua y por lo tanto para agricultura mucho no sirven. El gráfico de arriba te muestra la aptitud de la tierra para pastoreo (cuanto más rojo, más apto) en algunas zonas del mundo. Compará el gráfico este con el de más arriba. ¿Viste que las zonas con más pastoreo son aquellas en donde, bueno, la tierra era más apta para pastoreo? Si le creés a Anke que las condiciones climáticas/ecológicas afectan la probabilidad de que una comunidad se dedique al pastoreo, pero NO afectan (de forma directa) la probabilidad de que una comunidad sea más o menos machista, entonces le tenés que empezar a creer que el machismo que vemos hoy un poco al menos se lo debemos al pastoreo.
Segundo problema potencial: el pastoreo es una actividad que refleja dominio masculino. Tal vez lo que generó machismo fue el dominio masculino y no el pastoreo per se. La forma de descartar que este sea el caso es bien sencilla: buscás otras actividades económicas también dominadas por el hombre y te fijás si sociedades intensivas en esa actividad son también particularmente machistas hoy. Ejemplo clásico: agricultura de arado. ¿Será que las comunidades intensivas en agricultura de arado (en donde el hombre lideraba, pero no dejaba la casa como en el pastoreo) hoy también son más machistas? No. Anke muestra que no lo son.
Tercer problema potencial: el pastoreo implica laburar con animales. Ser ganadero, bah. Tal vez lo que genera machismo no es el pastoreo, sino simplemente la ganadería. ¿Será que las comunidades ganaderas pero no de pastoreo (por ejemplo, los que laburan con pollos) también generan machismo? Nop, ni de cerca.
Bueno, amigos. Vamos cerrando. Si sos mujer y te gustan los hombres, leeme lo que te voy a decir: olvidate del ascendente en Aries y la luna en Piscis. La posta está acá. Chequeá la actividad económica que predominaba en la comunidad de origen de tu marido. Buscá en el mapa de arriba de qué color aparece. ¿Rojo? ¿Amarillo? Mmm. ¿Verde? Salí de ahi, amiga.
¿Sabés que está más bueno que levantarte con el aroma del asado que están haciendo los muchachos de la casa de al lado una mañana de domingo, principios de un verano con amaneceres frescos (de unos 20 grados), sabiendo que se viene una semana corta y que después dejás todo para irte dos semanitas a una playa en el litoral paulista, lugar al que elegiste ir porque te salía la mitad que irte a Mar del Tuyú a pagarle 800 lucas a los desgraciados que alquilan las carpas esas de porquería? Compartirle el Newsletter a los amigos. Dale nomás:
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El paper de hoy lo encontrás acá.
Acá escribí sobre la persistencia histórica de las instituciones. Acá escribí sobre algunos determinantes más contemporáneos de lo que somos hoy.
Te recomiendo que leas todo lo que tiene Nunn que decir al respecto.
Ojalá hayas estado esperando este momento para escuchar a los Happiness y su Amo a Laura. Si llegaste hasta acá te lo merecés. Dale nomás.
En el próximo envío
“Dios, patria y familia”. Mucha gente enojada con la ciencia. Mucha gente con motivos válidos, eh, algunos muy atendibles. Otros porque los criaron así. La próxima te cuento cuándo a los chicos les enseñás creacionismo.
♥️
muuuy interesante!!!