A los populistas modernos les gusta expresarse en redes sociales. Ellos “son” el pueblo y así se comunican “directamente” con sus pares: “el pueblo”. También les encanta enojarse, putear al enemigo (los inmigrantes, tal raza, los científicos, la casta).
Pero bueno. Las palabras son palabras, no afectan a nadie. ¿O sí?
¿Qué pasa cuando esos mensajes se ponen violentos? ¿La violencia virtual genera violencia real? Hoy escribo sobre algunos tweets violentos de Trump y su efecto en el crimen contra los grupos que sufieron el bullying.
Ah. Y antes que me olvide: Gmar Jatima Tova :)
Las Preguntas de hoy
¿Los tweets racistas de los líderes tienen consecuencias reales sobre el crimen?
¿Qué pasó con los crímenes de odio después e que Trump tweeteaba en contra de los musulmanes?
‘I think Islam hates us’. ¿Te acordás de esto de Donald allá por 2016? Después fue presidente. En Twitter se le pasó haciendo rants hablando de “Islamic terrorists”. En 2015 le reclamó a Obama que se refiriera en esos términos a los ataques terroristas. Sus seguidores también. Los Hashtags #StopIslam y #BanIslam fueron trending algunas veces.
Cuando la chica (o el chico) que te gusta dice algo que vos también pensás te sentís validado. Más aún si lo que pensás es controversial. Trump es el-chico-que-le-gusta a mucha gente. Es popular, divertido, carismático, extremo. Se enoja, putea, es directo, frontal, agresivo. Es como ese bully de las películas americanas de High School que mucha gente ama y mucha gente odia. La gente que lo ama, lo ama en serio. Se mimetiza con él, lo imita. Quiere pertenecer.
El bullying de la escuela es cosa seria. Pero el bullying desde el atril del presidente más aún (no se por qué me acordé cuando Cristina le hizo bullying al abuelo que se quejaba porque no podía comprar dólares para regalarle al nieto). No solamente el presidente es presidente, sino que es un líder. Lo sigue mucha gente y, con las redes sociales, cada vez más. Si el bully del colegio genera que todos tomen de punto a un pobre pibe, ¿cuál sería el equivalente de las consecuencias del bully en versión presidente?
Lo que ves arriba es la tendencia (por año) de los llamados “hate crimes” en Estados Unidos y sale de éste paper. Los hate crimes, como su nombre lo indica, son crimenes de odio apuntados a un grupo específico: una etnia, una religión, nacionales de un país (o de todos los países extranjeros). No alcanza con que la víctima sea de un grupo (todos lo somos) para ser un hate crime, sino que el crimen tiene que estar motivado por la pertenencia a ese grupo: lo atacó porque era judío o negro o musulmán o inmigrante. El vaso medio lleno: los crímenes de odio aumentaron pero no tanto (al menos en ese período). El vaso medio vacío: los crímenes de odio apuntados a un grupo particular (los musulmanes), sí.
Según Karsten Muller y Carlo Schwarz (los autores del paper de hoy), Trump tuiteó 365 veces cosas con alguna carga presumiblemente negativa sobre los musulmanes entre 2015 y 2017. Y no sólo eso: en el gráfico de abajo, se ve que esos tweets (línea naranja, no punteada) tienen alguna correlación temporal bastante fuerte con los días pico de crímenes de odio contra los musulmanes (línea azul, puteada). Pero con esto no alcanza para decir que Trump con sus tweets causó algo.
Un montón de cosas pueden explicar esa correlación temporal. Por ejemplo: tal vez hubo algún ataque terrorista, lo cual hizo que, simultáneamente, Trump tuiteara lo que tuiteó y que algunos loquitos salieran a atacar musulmanes. Pensá cómo diseñarías el experimento ideal para medir el efecto de los tweets con tono anti-musulmán de Trump en la frecuencia de hate crimes contra musulmanes. Imaginate que los datos de crímenes que vas a tener vienen a nivel de county (municipio).
Entran Elon, Donald y vos a un bar. Charlan un rato y arreglan para que cada tanto Donald tuitee alguna cosa medio anti-musulmán y Elon le oculte esos tuits a los usuarios de la mitad de los municipios (elegidos aleatoriamente) de Estados Unidos durante unos días y no al resto. Va pasando el tiempo y vas computando la cantidad de crimenes de odio contra los musulmanes de cada muncipio y después te fijás si son mayores en los municipios “tratados” (esos a los que Elon le mostró los tuits anti-musulmanes de Donald) que en los municipios “control” (esos a los que Elon le ocultó los tuits anti-musulmanes de Donald).
Te imaginarás por qué eso no lo podemos hacer. Volvamos a los datos diarios de crímenes de odio y tweets anti-musulmanes de Trump. Imaginate que encontrás una forma de identificar alguna variable que induzca a Trump a tuitear sobre ciertos temas. Por ejemplo: los fines de semana tuitea sistemáticamente más sobre los musulmanes. Entonces te fijás si los fines de semana (que es cuando Trump tuitea más sobre los musulmanes), aumentan los crímenes de odio contra los musulmanes. ¿Sirve para identificar un efecto causal? Y no.
No sirve porque tal vez los fines de semana son los días en que más gente tiene tiempo libre para los crímenes de odio y entonces lo que identificás no es el efecto “tweet de Trump” sino el “efecto fin de semana”. Lo que necesitás es una variable que explique el comportamiento tuiterial de Trump pero que NO afecte de forma sistemática la frecuencia de los crímenes de odio.
El gráfico de arriba te muestra los “cambios de tema” de los tweets de Trump en diferentes tipos de días (relativos; o sea, cuando es positivo es porque habla relativamente más de ese tema, cuando es negativo es porque habla relativamente menos). Los días que viaja al exterior (gráfico b), se inclina a tuiear más de política exterior en comparación on otros días. Los días en los cuales recibe un policy briefing interno (gráfico c), tuitea menos de política exterior y más de política doméstica. El gráfico (a) dice que los días que juega al golf tuitea mucho de medios …. y de “terrorismo islámico”.
Primer punto: ¿por qué los días que juega al golf tuitearía más (relativamente) sobre “terrorismo islámico? Hay varios motivos plausibles. Una posibilidad es que tienda a escribir más tuits no directamente relacionados con temas de política (y más relacionados con lo que siente en el momento), los días que sale de la Casa Blanca. Otra hipótesis (para mí, la más creíble), es que juega al gold con Dan Scavino, su amigo y social media manager que es, aparentemente, el autor intelectual de varios de los tuits violentos de Trump.
No sabemos cuál es el verdadero pero el punto es que empíricamente esa regularidad existe. Ojo, no es que tuitea más o menos frecuentemente los días que juega al golf, tuitea específicamente más sobre “terrorismo islámico”. Mirá:
Si los días en los que Trump juega al golf (que no es necesariamente fin de semana ni feriado ni ningún día particular) pasa algo que también hace que la gente tenga más odio contra los musulmanes (por ejemplo, decide jugar cuando hay un atentado terrorista en algún lugar del mundo), tampoco nos sirve. Pero eso parece poco probable, ¿no? Los días de golf de trump parecen ser bastante aleatorios, al menos en relación a la variable que nos interesa medir, que son los crímenes de odio específicamente contra musulmanes.
Segundo punto: ¿para qué sirve saber que Trump tuiteaba más sobre musulmanes los días que jugaba al golf? Acá te conté sobre “variables instrumentales”, un método que usamos a veces los economistas para identificar efectos causales cuando no podemos hacer experimentos. Si Trump juega al golf en días aleatorios y tuitea más sobre musulmanes los días que juega al golf, entonces podemos ver si hay alguna relación entre que Trump juegue al golf y la variable que nos interesa: frecuencia en crímenes de odio. Esta es, nada más y nada menos, la idea general del paper.
Mirá el gráfico de la izquierda. El eje X te indica los días pre (los que son negativos) y post (los positivos) partidos de golf de Trump (el 0 es el día que juega; jugó 92 veces en 2017). El eje Y muestra (aproxidamente) la cantidad de tweets sobre musulmanes de Trump (a veces es negativo y a veces positivo porque están normalizados, es decir, expresados respecto al número de tuits de un período en particular). ¿Ves que hay un pico en 0? Eso significa que, como ya vimos, hay pico de tuits sobre musulmanes el día de golf.
El de la derecha tiene en el eje X los días que Trump tuiteó sobre musulmanes (el 0 es el día que tuitea sobre musulmanes, los positivos son los días posteriores a esos tuits y los negativos los días anteriores a esos tuits). En el eje Y, valores positivos indican que hay una cantidad desproporcionada de crímenes de odio en Estados Unidos (en comparación con otros días). Fijate qué pasa dos días después de esos tuits.1
¿De qué forma esta identificación causal podría fallar? Por ejemplo, si los días de golf de Trump correlacionaran con alguna otra variable que sea relevante para explicar los crímenes de odio. ¿Ejemplos? Trump juega al golf los días que hay mucho crimen para desestresarse. Trump juega al golf los días que se estresa porque hablan mucho de musulmanes en la tele. Otro potencial problema: en realidad los tweets de Trump no aumentan los crímenes de odio contra musulmanes sino la probabilidad de reporte. ¿Puede ser que esté pasando algo de esto? Diría que es poco probable, pero te dejo que leas el paper para entender por qué.
Hasta acá vemos que los tuits anti-musulmán de Trump parecen aumentar los hate crimes contra musulmanes en los días siguientes. El paper muestra otros patrones interesantes. El Panel A abajo te muestra los retweets que reciben los tweets de Trump los días anteriores (durante) y posteriores a sus tweets anti-musulmán. El de la izquierda te muestra los tweets sobre musulmanes de OTROS usuarios, antes, durante y después de los tweets anti-musulmán de Trump. ¿Ves el patrón?
¿Y las otras minorías? Un tweet anti-muslumán puede tener efectos sobre los crímenes contra otros. El efecto podría ser negativo (anti-musulmán puede fácilmente transformarse, por ejemplo, en anti-inmigrantes) pero también podría ser positivo (anti-musulmán hace quedar a los musulmanes pero relativamente mejor al resto de las minorías, que “se portan bien”). También miran esto en el paper. La respuesta es que ni positivo ni negativo: los tweets anti-musulmán de Trump casi que no afecta la frecuencia de crímenes de odio contra otras minorías.
A este paper lo escribieron más o menos al mismo tiempo que yo escribí otro conceptualmente en la misma línea. Salió publicado este año acá y se llama “More than Words: Leaders' Speech and Risky Behavior during a Pandemic”. Creo que no voy a escribir sobre ese paper en este espacio, pero te dejo uno de los gráficos que más me gustan.
Bolsonaro, el presidente de Brasil, decía en marzo/abril de 2020 que el COVID-19 era una gripezinha y salía en cadena nacional diciendo que está todo bien y que hay que salir. Lo que ves arriba sale de un índice de “aislamiento” promedio por municipio elaborado con datos geolocalizados de celulares. El día “0” fue el primer día en el que Bolsonaro desafió a su propio ministro de salud y armó una marcha multitudinaria el 24 de marzo de 2020. El día 5 es cuando salió en cadena nacional a pedir que abran todo.
Cuando el puntito rojo está en 0 significa que el aislamiento (quedarse en casa) fue parecido en municipios pro y anti-Bolsonaro (según los votos que había sacado en 2018). Cuando el puntito rojo es negativo, significa que el asilamiento (quedarse en casa) fue MENOR en municipios pro-Bolsonaro que en municipios anti-Bolsonaro. Viste que en los días previos al gran evento del 24 de marzo la diferencia era 0 (todos, pro y anti-Bolsonaro se comportaban igual). Cuando Bolsonaro empezó a hablar, sus seguidores le hicieron caso.
El punto de nuestro paper no es específicamente sobre el COVID ni sobre las medidas de aislamiento ni nada de eso. El punto es simplemente sobre el poder que tienen los líderes para mover gente con sus palabras. Los Trumps y Bolsonaros de este mundo suelen expresar opiniones muy fuertes en contra de grupos específicos (los musulmanes, los inmigrantes, los comunistas, los científicos, la casta). Y sus seguidores suelen ser bastante emocionales, muy ligados identitariamente. Las palabras de los líderes auto-percibidos pueblo tiene consecuencias.
Si tenés, digamos, menos de 35, seguro que el título de nuestro paper te sonó familiar: More than Words: Leaders' Speech and Risky Behavior during a Pandemic. Es que alude a la mejor canción de glam rock de la historia de la humanidad: “More than Words” de Extreme. Voy cerrando por hoy pero te dejo mirando el video así arrancás bien la semana. Te advierto que si lo mirás vas a terminar cantando en voz baja el estribillo todo el día. Pero vale la pena.
Te puede interesar
Si querés consultar el paper de hoy podés hacerlo acá.
Si querés consultar mi paper sobre Bolsonaro, podés verlo acá.
Si querés leer sobre líderes que no nos gustan, recomiendo muy enfáticamente, pero muy, eh, muy enfáticamente esto que escribió Sergei Guriev. Hace poco lo entrevistaron para La Nación acá.
En el próximo envío
“Para qué (creo que) servía la escuela pública”. Para muchas cosas. Pero me interesa una: que se hagan amigos el hijo del portero y el del dueño del penthouse. Dicen que hacerte amigo de gente muy diferente te hace más generoso y más tolerante. La próxima te cuento si es así.
Técnicamente estos gráficos sugieren pero no muestran (aún) causalidad. La forma de identificar causalidad es con la estimación por variables instrumentales, que muestran en el paper y que da muy parecido a los gráficos de arriba.
Me alegra mucho poder leerte