¡Hola! ¿Cómo estás?
¿Viste que los dictadores matan, censuran y todo eso? Bueno, parece que también truchan las estadísticas para que pienses que a la economía le va bien.
Hoy te cuento cómo hacemos para medir el tamaño de la mentira.
Espero que te guste. Gracias por leer.
Las preguntas de hoy
¿Se puede medir el nivel de actividad de un país usando fotos satelitales?
¿Los dictadores suelen mentir con sus estadísticas económicas?
Hace unas semanas uno en tuiter se armó un hilo, dentro del cual uno de los tuits decía que “El gobierno de Hoxha es de los más llamativos y difíciles de clasificar de la historia. Por un lado -soviético-, industrializa y desarrolla una sociedad pobre, campesina. Los índices son espectaculares; educación, salud, transporte. Albania es, en eso, país modélico.”
Se refiere a Enver Hoxha, uno de los peores dictadores del siglo pasado. De Albania, un país del que no sabés casi nada (más allá de las obligadas referencias culturales de Marko from Tropoja de la gran película Taken del maestro Liam Neeson y el gorrión, estudiante de intercambio-espía en un impresionante capítulo de Los Simpsons). Que no sepas nada de un país que queda en una zona central de Europa (enfrente de Italia, al lado de Grecia) no es casualidad: el delirante de Hoxha se ocupo de que Albania estuviera absolutamente aislado, incluso peleado con las otras dictaduras comunistas del mundo.
Pero esta idea de los autócratas como líderes fuertes que hacen lo que hay que hacer para crecer (aún si eso implica, bueno, perder un poco de libertad) está muy metida en el imaginario de mucha gente. La idea de las potencias comunistas que, bueno, OK, algunos asesinatos se mandaron, pero industrializaron como nadie, termina dejando implícita la noción de que hay un tradeoff entre crecer y ser libres. Podríamos discutir la validez de esa idea (algo sobre eso escribí en un envío previo acá, y seguramente se venga algo más en algún envío futuro). Pero hoy voy a algo muchísimo más básico.
Te matan, te censuran, te controlan hasta lo que pensás… mirá si te van a decir la verdad sobre cómo le va a la economía. El envío de hoy no es sobre la relación entre crecimiento y libertad, sino sobre cómo los dictadores te inflan sus propios indicadores económicos para alimentar la idea de que ese tradeoff efectivamente existe. Si la truchada monumental de todos y cada uno de los indicadores del Indec entre 2007 (¿o 2006?) y 2015 te pareció un horror, seguí leyendo que la vas a pasar bien.
No hay cosa más aburrida que lo que los economistas llamamos “Cuentas Nacionales”. Ya el nombre aburre. Es como que para dedicarte a eso tenés que usar camisa a cuadros manga corta, medio talle más grande (las mangas te llegan hasta un poco antes del codo y entre la manga y la piel entra otro brazo entero), con un bolsillito en donde ponés una lapicera, mocasines un toque viejos, medias beige y un pantalón de gabardina con cinturón de cuero trenzado. Para mi los que se dedican a esto son ese tipo de gente bonachona que cuando viene un amigo de la hija medio timidón a comer un asado a la casa y le pregunta si hay hielo en el freezer, le responde “ah, mirá, sabe hablar el pendex! dale, freezer, andá, andá y traeme a mí también”.
Pero para que no se me enojen los cuentanacionalistas: son gente muy necesaria. Ellos son los que saben construir los indicadores que miden la salud económica del país (les regalo una descripción linda para que la usen cuando estén chamuyando y les preguntan a qué se dedican). El gran trabajo de esta gente es nada más y nada menos que medir cosas como el Producto Bruto, el consumo, la inversión de un país. Es, de verdad, un trabajo fundamental.
Dicho esto, el “Producto Bruto” no es nada más ni nada menos que una construcción teórica que intenta acercarse a lo que en el fondo nos interesa conocer que es el nivel de actividad económica de un país. ¿Qué significa “crecer mucho”? Bueno, que aumenta mucho tu producción de cosas. Pero las cosas son heterogéneas (arándanos, servicio de limpieza de aires acondicionado, el usufructo mensual de un departamento para vivir) y de alguna manera hay que sumarlas para que llegar a un numerito que te permita compararlo con el del año previo para saber si tu economía se agrandó, se achicó o se quedó más o menos igual. Para resumir todo esto en un índice hay que tomar un montón de decisiones metodológicas y por eso mismo es que existen los cuentanacionalistas que vienen con un manual de como se cuenta cada cosa para que eventualmente podamos comparar ese número entre años y entre países. Por eso digo: es una construcción teórica, que se hizo de una forma pero podría haberse hecho de otra.
¿Alguna vez viste una de estas fotos satelitales de noche? Esta es bastante conocida: arriba Corea del Norte (país pobre y atrasado) está oscuro y abajo Corea del Sur (país rico y en la frontera) encandila. Tal como el “PBI” es una construcción teórica que intenta medir actividad económica, un índice de luminosidad (satelital y de noche) de una región también lo es. ¿Y cuál es mejor? Y bueno, tienen sus ventajas y desventajas. Supongo que el PBI refleja mejor lo que queremos reflejar (por ejemplo, zonas muy rurales aún si son ricas no van a tener mucha luminosidad), pero es bastante más complicado y costoso de medir. Y, para peor, nunca tiene un nivel de granularidad tan detallado: en la mayoría de los países no existe un PBI por ciudad, en cambio las luces las podes mirar si querés hasta por barrio.
Pero la gran ventaja es otra: las fotos satelitales son como las caderas (o sea, no mienten). El PBI de Corea del Norte puede decir lo que Kim Jong-un quiera que diga, pero las luces que capturás con la foto satelital son lo que son. El gráfico de abajo sale de un gran paper de Luis Martinez (colombiano en Chicago). El eje X muestra el crecimiento (no el nivel, eh) en un índice de actividad por país construido a partir de la luminosidad por foto satelital. El eje Y muestra el crecimiento del PBI medido por las oficinas de estadísticas de cada país. Veamos qué aprendemos.
Luces satelitales y PBI de oficinas estadísticas correlacionan bastante bien. Si crece tu luminosidad, seguramente eso lo refleje también el PBI.
Fijate que hay dos líneas: la verde (democracias) y la roja (autocracias). En ambos casos la correlación es positiva, pero la pendiente es bastante más pronunciada en autocracias. O sea: un aumento de igual magnitud en el índice de luces se va a reflejar en un aumento de mayor magnitud en el PBI de países autocráticos que democráticos.
La relación parece bastante robusta. Mirá el grafo de abajo. En el eje X hay un indicador de democracia (más a la derecha, MENOS democrático el país o grupo de países en cuestión). El eje Y mide algo que llamamos “elasticidad”: en pocas palabras, qué tanto dice crecer el PBI de un país cuando las luces de ese país muestran un crecimiento del 1%.
Fijate que cuanto más democracia hay (a la izquierda de la X), menor es la elasticidad. Si en USA el índice de luces crece, digamos, 10%, posiblemente el PBI medido por la oficina de estadísticas crezca solamente un 2%. Ahora, si en Corea del Norte el índice de luces crece 10%, el PBI medido por Kim Jong-un crezca diga que la economía creció un 5%.
Si tomamos al índice lumínico como EL VERDADERO reflejo de la actividad de un país, entonces parece claro que los dictadores están sistemáticamente inflando su PBI. Porque, digo, el PBI puede tener errores de medición, pero que justo siempre el error vaya para el mismo lado y los dictadores crezcan más de lo que predicen sus luces sería raro, ¿no?
Qué sé yo, los países gobernados por dictadores suelen ser sistemáticamente muy diferentes que los democráticos. Tal vez el tipo de crecimiento de las dictaduras es tal que se refleja menos en su luminosidad. Luis muestra evidencia bastante convincente de que no viene por ahí la explicación.
Primero, en el caso de las democracias la luminosidad tiene una correlación parecida con cada componente medido en el PBI (consumo privado, inversión, gasto de gobierno, exportaciones netas). O sea: al menos en democracia, las luces parecen reflejar de manera bastante homogénea las variaciones en todas las partes que hacen al PBI de un país. En el caso de las autocracias no: el crecimiento en la luminosidad correlaciona (de forma posiblemente exagerada) con únicamente dos componentes del PBI: el gasto de gobierno y la inversión; dos indicadores que - CASUALMENTE - a los gobiernos les es más fácil tocar porque, bueno, en gran medida se suelen construir usando de información del propio gobierno (a diferencia de, por ejemplo, el consumo privado).
Segundo, si los dictadores mienten, uno pensaría que lo hacen en los momentos en que mayores incentivos tienen para hacerlo. O sea: cuando les está yendo mal. Digo, si efectivamente estás creciendo al 10%, decir que estás creciendo al 12% mucha diferencia en la percepción popular no va a causar, pero si estás creciendo al 1%, tal vez te venga bien decir que en realidad estás creciendo al 4%. Efectivamente: en democracias, la relación entre el crecimiento que miden las luces y el que mide la oficina estadística es parecido sea en años buenos o en años malos. En autocracias, la relación se exagera muchísimo más en años malos que en años buenos. Mienten cuando les rinde mentir.
Tercero, inflar el PBI puede servir para generar popularidad, pero tiene sus desventajas. Si sos un país de ingresos entre bajos y medio bajos, es posible que califiques para recibir ayuda de cooperación internacional. Si “crecés” demasiado es posible que cruces el umbral que te hace no ser más elegible (porque ya no sos tan pobre). Esos umbrales suelen ser bastante estrictos: si tu PBI per cápita es mayor que X, no sos elegible y punto. O sea que, presumiblemente, un dictador tiene más incentivos a inflar el PBI cuando ya cruzó ese umbral (es decir, es demasiado rico) que cuando aún no. Mirá el gráfico de abajo.
El 0 significa que el país autoritario está justo en el umbral que lo hace elegible para recibir ayuda. El eje Y mide la “elasticidad” que ya mencionamos antes (que es básicamente el grado de exageración del PBI medido por estadísticas de Cuentas Nacionales ante cambios objetivos en la luminosidad). Fijate cómo antes de llegar al umbral la exageración no es tan grande (porque exagerar puede tener un costo en términos de cruzar el umbral de elegibilidad para ayuda internacional), pero una vez que estás del otro lado exageran descaradamente. Y claro, si igual diciendo la verdad elegible no vas a ser para que te den ayuda, mejor mentir y al menos quedás bien con el pueblo.
O sea que sí: los dictadores seguramente mientan, para sorpresa de nadie. ¿Cuánto pesa esa mentira? Según los cálculos de Luis, 35% del PBI promedio de esta gente. ¿Será que a Cuba no le va tan “bien” como dicen? ¿o al Chile de Pinochet?¿O sea que tal vez Enver Hoxha no fue tan bueno para la economía de Albania?
Bueno, ahora volviendo a lo importante. Pasé un verano entero en Albania (hace ya 10 años) y me volví un fanático, obsesivo y lobista de ese gran país. Ojalá pudiera venderte un tiempo compartido en Albania (y comprarme uno). No puedo. Pero a ver si te convenzo de que al menos te des una vuelta por ahí.
¿Querés tener esta vista al mar jónico a precios un 50% más bajos que la costa atlántica argentina? Fácil, el sur (de Vlore para abajo) tiene todas las playas que necesitás (y hasta si tenés suerte toca Hernan Cattaneo, habitué de estas tierras).
O será que sos más estilo hiking, montaña, vaquitas y todo el show. En ese caso hacé como yo y andate mejor a los alpes suizos, acá te dejo una foto que saquAAHH no pará es el norte de Albania, Theth. Qué gil.
Pero no, no. Vos sos como yo, que me gusta combinar un poco de mar, algo de montaña y algo más urbano. Ahí lamentablemente vas a tener que elegir otro lugAAHH NO CIERTO QUE TIRANA ESTÁ ESPECTACULAR Y TIENE TODA LA ONDA DEL MUNDO Y UN MONTÓN DE HISTORIA. La foto de abajo es del centro de Tirana. El hombre a caballo ese que está ahí en la plaza principal es el gran Jorge Kastrioti, alias Skanderbeg, gran prócer del pueblo albano, que tiene la distintiva característica de no haber conquistado nada, ni haber logrado evitar ninguna conquista ni haber protagonizado ninguna liberación ni independencia. No, no, nada de eso. PERO le resistió por un montón de años al imperio otomano. ¿Alcanza para prócer? Sobra.
No sé si te convencí de que vayas a Albania. Ojalá que sí, por tu bien. Pero sino, me conformo con haberte convencido de que a los dictadores no hay que confiarles nada. Ni las estadísticas.
Te puede interesar
El paper de hoy es este.
Te puede interesar también éste de Acemoglu sobre democracia y crecimiento.
O este de truly yours sobre performance ecónomica y apoyo a sistemas democráticos acá. O tal vez preferís leer el envío de hace algunas semanas, que era sobre eso.
Estuve jugando con Suno, que te genera canciones con un prompt. ‘Nacosadelocos de verdad. Tanto que me dejó pensando si faltará mucho para que estas líneas las escriba un robot. En fin, le pedí una canción que tenga un poco que ver con el post, así que te dejo que arranques la semana con la cumbia cheta rioplatense artificialmente inteligente e intitulada “La verdad oculta”.
En el próximo envío
“Shhh!”. Los ruidos me molestan muchísimo. Me desconcentran, me siento (aún más) boludo. Pensé que estaba loco, pero por suerte salió un paper para darme la razón. La contaminación sonora te hace menos productivo y más tonto. En dos lunes te cuento cómo sabemos.
La descripción de los que se dedican a hacer Cuentas Nacionales no es propia de un economista, jaja.
Muy interesante Albania. No es casual que Voldemort se haya refugiado ahí en su caída.
que interesante lo de Suno. es una revelacion à la Milei pero doble: que Suno puede hacer una cancion chata y aburrida (yo no podría hacer ni siquiera eso) y que la cumbia es tan chata y aburrida que hasta una maquina se le anima