¡Hola! ¿Cómo estás?
Te va a parecer rarísimo, pero hasta hace no tanto tiempo en algunas de las mejores universidades de USA no se admitían mujeres. La ciencia se produce en gran medida en universidades. Las preguntas y las formas de responderlas están influenciadas por las interacciones en las aulas, los seminarios y en los pasillos. A veces incluso los sujetos de investigación son los propios estudiantes.
¿Ves alguna relación entre todo esto? Hoy te cuento por qué a veces la diversidad de alumnos en las universidades puede afectar la producción de conocimiento científico.
Pero pará. ¿Esto no es Economía?¿Un viernes? ¿En esta época del año? ¿A esta hora del día? ¿En esta parte del mundo? Sí. Porque se viene una seguidilla de feriados super-mega-largos en Argentina y si lo mando el lunes no lo lee ni mi vieja.
Espero que te guste. Gracias por leer.
Las preguntas de hoy
¿La diversidad en la universidad afecta la producción científica?
¿Más alumnas mujeres generan más investigación sobre mujeres?
Si estás leyendo estas líneas hay chances relativamente altas de que hayas participado de (o al menos visto de cerca) algún proceso en una organización con el objetivo de diversificarla. El recruiting de profesores de una universidad o en una empresa de tecnología, la selección de alumnos para una maestría, panelistas para un congreso, lo que sea. Sería raro que no hayas escuchado algún “necesitamos más mujeres”.
Se usan muchos argumentos para querer diversificar una organización. A mi me gusta uno en particular: me parece que cierto tipo de organizaciones funcionan mejor cuando están compuestas por un pool más o menos diverso de gente. Ya sé, ya sé, statement totalmente genérico y lavado el mío (como un amigo economista del tipo consultor que suele usar mucho la gran frase “hay que tener todas las herramientas a disposición y saber cuándo usar cada una”). A ver si puedo refinarlo un poco. Trabajé varios años con colegas brasileños. Aprendí un montón de Brasil, de sus instituciones, de su historia, de sus datos, de sus problemas. Ahora regularmente se me ocurren ideas de investigación sobre Brasil.
Pasa naturalmente. Hablás todos los días en el almuerzo con gente diversa, aprendés de cosas que no se te hubieran cruzado nunca por la cabeza. Ahora vivo en Canadá y estoy aprendiendo sobre Quebec (por ejemplo: aprendí que no saben quién es ALF), sobre Alemania, Italia y otros países de los cuales vienen mis colegas. Seguramente interactuar con gente de diferentes países sea bueno para mi propia función de producción. La nacionalidad es una dimensión importante, pero me imagino que esto pasa con otras: interactuar con mujeres y hombres, con blancos y negros, con viejos y jóvenes. Y voy un poco más allá: si no existieran los investigadores brasileños, posiblemente no habría mucha investigación sobre Brasil. ¿Y si no hubiera investigadores negros o investigadoras mujeres?
Si tu lectura del párrafo anterior es “hay que contratar mujeres y negros (y brasileños) a toda costa”, no me expresé bien. Las soluciones de esquina (es decir, extremas) no suelen ser buenas. A veces aumentar la diversidad es costoso y no vale la pena pagar el precio. Digo, si quisiera que el departamento de economía de mi universidad tuviera una representación demográfica perfecta del mundo en términos de género, raza, religión y nacionalidad, simplemente no podría hacerlo. Otras sí. No esperes que el envío de hoy te diga si en el caso particular de tu organización habría que diversificar o no. Más bien se trata de entender por qué en algunos casos tener gente diversa puede traer cambios concretos para vos y para la humanidad.
El año pasado estuve presentando este paper (sobre discriminación) en este workshop. Todos los papers que vi me encantaron y posiblemente termine dedicándole un post a cada uno de ellos. El primero fue este. El segundo es este. El tercero es el de hoy.
Primero lo primero. Imaginate que pudieras clasificar a las investigaciones según que tan relacionadas están con el género de los sujetos (digámosle, investigaciones “de género”). Y no estoy hablando (solo de) “estudios de género”, sino más bien sobre preguntas para las cuales el género puede ser una variable relevante. Un ejemplo muy obvio: un paper de medicina sobre el cáncer de mama es claramente un paper “de género” según esta definición, aún cuando se trate de una investigación médica. La pregunta, la respuesta y las implicancias del paper tienen que ver con las mujeres. Bueno, no te lo imagines más, porque Francesca Truffa y Ashley Wong se ocuparon de clasificar (con machine learning sobre el título y abstract) casi todos los papers publicados entre el ‘60 y el ‘90 básicamente en cualquier disciplina.
La línea azul oscuro refiere a todos los campos y la azul claro refiere específicamente a las disciplinas en las cuales históricamente hubo más investigación referida a género. El eje Y muestra la proporción de papers “de género” publicados cada año del eje X como proporción del total. Concentrate en la azul oscura: de más menos 2% de total a más menos 4/5% del total en 30 años: del ‘60 al ‘90. ¿Pasó algo particular en esos años?
El gráfico de arriba (izquierda) muestra la cantidad de universidades americanas que se transformaron en mixtas (antes eran mayoritariamente solo de hombres y en algún caso solo de mujeres) en cada año entre el el 1800 y el 2000. El de la derecha hace zoom in entre el ‘60 y el ‘90. ¿Vas viendo adonde quiero ir? Pero pará. Un poco de historia.
En los 60’s USA empezaba a ser todo paz y amor. Liberación sexual, derechos civiles, marchas contra la guerra. Y demandas de educación superior integrada. O sea: mixta. Por supuesto que hubo resistencia, pero al final las fuerzas del mercado prevalecieron. ¿Por qué del mercado? Porque eventualmente para las universidades de elite no admitir mujeres empezó a ser una desventaja en cuanto a su competitividad: empezaron a perder estudiantes a manos de otras instituciones de elite que ya habían hecho el cambio. Así, pasito a pasito (suave suavecito) cada universidad americana pasó a ser mixta a su tiempo.
El “a su tiempo” es crucial. Porque esa transformación escalonada (algunas antes, otras después, en diferentes lugares en diferentes momentos del tiempo) es lo que nos permite intentar inferir un efecto causal de “hacerse mixta” en lo que sea que nos importe medir como outcome. Digo, si pasan una ley federal que hace que en 1980 todas las universidades pasan a ser mixtas, medio que no hay grupo de “control”. Ahora, si resulta que de las miles de universidades, algunas cambian en 1980, otras en 1981, otras en 1985 y encima los cambios no están concentrados en una región particular (no sé, la Universidad de Texas 1 cambia en 1982 y la Universidad de Texas 2 cambia en 1985), entonces podemos comparar universidades antes y después de hacerse mixtas, en un año particular y hasta en un Estado o municipio en particular.
Mirá el grafo de arriba. El eje X muestra los años antes (cuando es negativo) durante (en el 0) o después (cuando es positivo) del cambio de solo hombres a mixta. No son años particulares (1980, por ejemplo) precisamente porque cada universidad cambió en otro momento. El eje Y muestra la DIFERENCIA en la proporción de diplomas que cada universidad le entregó a una mujer (sobre el total de diplomas entregados) en universidades que se harían mixtas en los años siguientes versus las que no. Cómo se lee esto: antes de hacerse mixtas (valores negativos de X), la tendencia en cuanto a diplomas entregados a mujeres era muy parecida entre las instituciones que en los próximos años (post X=0) harían las reformas para admitir mujeres versus las que no. Esto es muy relevante porque lo que nos dice es que no había ya una tendencia PRE-reforma a ser mas permisivo con la admisión de mujeres en esas universidades reformistas. Esto (lógicamente) cambia inmediatamente post-reforma: 4 años después, las universidades reformistas gradúan a muchas más mujeres que las que no.
MOMENTO. ¿No es obvio que antes de la reforma no hay graduadas, precisamente porque NO ADMITÍAN MUJERES? Más o menos. Siempre hubo excepciones: alguna mujer que se transfirió en el último año desde otra institución o, lo que era más común, ciertas escuelas específicas dentro de universidades que eran “solo de hombres” en donde sí admitían mujeres, precisamente por ser profesiones “feminizadas”. Las escuelas de enfermería son el caso paradigmático.
Pero lo más interesante viene del gráfico de arriba. De nuevo, el eje X te muestra antes (valores negativos), durante (el 0) o después (valores positivo) de las reforma. El eje Y te muestra la DIFERENCIA en las publicaciones “de género” (ejemplo: estudios sobre cancer de mama) autoreadas por profesores de universidades que hicieron la reforma versus los que no la hicieron (o la hicieron mucho después). Cómo se lee esto: los “0’s” en los valores pre-reforma te dicen que las tendencias en cuanto a las publicaciones de papers “de género” eran parecidas entre las universidades que en los años siguientes se harían mixtas versus las que no. O sea: no es que si en 1980 te hiciste mixta es porque ya venían publicando más cosas “de género”. Si ese fuera el caso, pensaría que tal vez la causalidad sería inversa: ya venías siendo más liberal y eventualmente eso te empujó a reformarte. Pero no: el cambio lo empezaste a ver algunos años después (diría que 3, 4, 5 o 6) de que te reformaste.
Ahora, la pregunta obvia que te estás haciendo como fiel lector de este espacio es POR QUÉ. ¿Qué tiene que ver admitir más alumnas mujeres con el output científico de los profesores? Vayamos descartando hipótesis.
Tal vez lo que pasó es que la reforma vino acompañada de más recursos (después de todo, si vas a admitir más gente es probable que te entre más plata). Bueno, no: la reforma no hizo que aumente la cantidad ni la calidad de los profesores ni de los investigadores. Al menos no inmediatamente.
Ok, pero tal vez lo que pasa es que entraron más mujeres en disciplinas en las que se producen más papers relacionados al género (no sé, psicología en vez de física) y entonces se llevaron más recursos (relativamente) los departamentos que producen ese tipo de investigación. Pues no, nada de esto pasó. No hubo ningún cambio de composición relevante en ese sentido.
Y si lo que pasa es que cuando te haces mixta aumentás también tus chances futuras de reclutar profesoras mujeres? Algo de esto hay: el share de “Assistant Professors” (el primer escalón de la carrera académica post-doctorado) aumenta en 5 puntos unos 4 años después de hacerte mixta (en comparación con los que no se hicieron mixtos). Pero hay más.
A mí me empezó a interesar estudiar Brasil cuando empecé a interactuar con brasileños. Tal vez a los investigadores que ya estaban en esas universidades les empezó a interesar más el tema “de género” cuando empezaron a interactuar con mujeres (alumnas y eventualmente colegas).
El gráfico de arriba se lee igual que los dos anteriores. La diferencia con el gráfico previo es que ahora el eje Y no se refiere al share de investigaciones de género por universidad sino más bien por PROFESOR que ya estaba en la institución antes de la reforma. Refraseo: agarrame a mí, Profesor Ajzenman (esa capo, crack, mostro) trabajando en una universidad X ANTES de que se haga mixta (lo cual pasó en el momento X = 0 del gráfico de arriba). Después agarrá al profesor Ajmezian (mi versión contrafactual armenia que trabaja en la universidad Y, que nunca se hizo mixta). Fijate que proporción de los papers que hago yo son “de género” en cada año y comparalos con la proporción de papers que hace el Dr. Ajmezian y son “de género” en cada año. Cuando el eje Y está en 0, significa que nuestras tendencias en cuanto a la producción de papers “de género” son parecidas (fijate que es así en todo momento pre-reforma). Unos años después de X=0 (o sea, post-reforma) yo empiezo a producir relativamente muchos más papers “de género” que el armenio Ajmezian. No me cambié de universidad (él tampoco). Pero empecé a interactuar con mujeres (cosa que no hice en mi adolescencia) y me empecé a interesar en otros tópicos. Él no.
Desde que me contrataron en McGill que vengo pensando que debería armar un curso de political economy de América Latina. Tal vez lo haga. Creo que puede funcionar porque hay bastantes estudiantes latinoamericanos (si no hubiera, creo que el curso no generaría mucho interés). Se me ocurre que de ahí puede salir algo interesante, no solamente en términos de aprendizaje, sino de producción científica: ideas de alumnos que se transforman en papers, o ideas mías que surgen de la interacción con ellos, no sé. De la misma manera, hay ciertos cursos cuyo contenido (“de género”) puede tener demanda si hay mujeres entre los alumnos potenciales. Y ni hablar de las disciplinas en las cuales los sujetos experimentales son los propios alumnos. Por ejemplo: los experimentos en psicología, que ahora se hacen también con alumnas mujeres. Seguramente algo (o mucho) de esto haya pasado.
Cierro con algo que vengo pensando hace ya algunos años: una crítica a mi industria (la academia). Queremos que haya diversidad de género, de raza, de nacionalidad de religión entre nuestros investigadores. Hacemos explícito que nos gusta la discriminación positiva (aún cuando a veces bordea o directamente entre de lleno en la ilegalidad) en ciertos atributos que nos parecen relevantes y nos quejamos si no pudimos contratar más de tal o cual minoría que nos está faltando. Y está bien. Pero me sorprende que no estemos preocupados por la bajísima diversidad ideológica de la academia. Yo creo que hago una encuesta de voto en el departamento de ciencias de lo que se te ocurra en la universidad que se te ocurra de Estados Unidos y el mismo candidato a presidente saca 100% de los votos. Ni siquiera hace falta tanta especulación: los campus se volvieron desproporcionadamente liberals. Todo el mundo piensa más o menos parecido. En economía es un poco menos así, pero tampoco debe andar tan lejos.
Si creés que una universidad de 100% hombres es un problema (yo sí), ¿no te parece que una universidad de 100% liberals también? Te dejo este pensamiento profundísimo, iluminador, disruptivo, que te rompió la cabeza y te dejó pensando para toda la semana y que seguro te cambia la vida y te abre el marulo para siempre. Y me voy al Imperfecto (3er mejor establecimiento de comida autóctona hoy operando en la reina del plata) a comer un locro aprovechando la víspera del invierno austral.
¿Sabés que estaría más bueno que una coca en botella de vidrio después de un futbol 5 con amigos un viernes 12.30 del medio día, después de la última clase de la semana del secundario el día previo del comienzo de un fin de semana largo? Que compartieras este post con tus amigos. Copia el link arriba y mandalo a tu Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp, Telegram, ICQ o mIRC.
Ah y dejame tu mail si aún no lo hiciste:
Te puede interesar
El paper de hoy lo encontrás acá.
Mirá si voy a cerrar el post con algo que no sea “Las Primas” cantando “Lo’ nene’ con lo nene’”. Dale nomás:
En el próximo envío
“Desclasados”. Gente rica que vota a candidatos que les van a subir los impuestos. Gente pobre que vota a candidatos que les van a sacar los subsidios. Raro? Not really. La próxima te cuento por qué cada vez más votamos al candidato que (se supone) representa menos nuestros intereses materiales.