¡Hola! ¿Cómo estás?
Pasaron las PASO. Ya tenemos candidatos a presidente y la elección está abierta (JA, ni yo me la creo). Da la impresión que los discursos de algunos candidatos (a la derecha y a la izquierda) se vuelven más relativos (ahora parece que los vouchers educativos son para el cuarto plan quinquenal).
Mi post anterior, en donde anunciaba el de esta semana, decía lo siguiente: “La interna de JxC la ganó Pato y la perdió el pelado. Pero en el próximo envío te cuento por qué la plataforma que va a usar para competir en la general va a ser más o menos la misma que si hubiera ganado el androide”. No digas que no te avisé.
Espero que te guste. Gracias por leer.
Las preguntas de hoy
¿Cómo cambian las plataformas de los políticos entre primarias y generales?
¿Es esperable que los candidatos se moderen?
“No soy una política de consenso, soy una política de convicciones”.
Esta (muy buena) frase no es de Pato Bullrich. Es de Margaret Thatcher. La dijo un poco antes de que la eligieran para que sea la primera ministra de UK. Digo que es una buena frase, primero porque me gustan los políticos con valores y convicciones firmes y, segundo, porque me recuerda a un tipo de modelos en political economy (ojo, no lo que se llama en Argentina “economía política”) que me gustan mucho desde lo normativo: los modelos del tipo citizen-candidate (ciudadano-candidato).
Lo primero que vas a aprender en cualquier curso de political economy son las “reglas de votación”: cómo hacen las sociedades para decidir políticas, cuando sus habitantes tienen preferencias distintas entre sí (lo primero, primero, suele ser algo que se llama el Teorema de la Imposibilidad de Arrow, tal vez te suene de haberlo escuchado en la tele). En la clase 2 seguramente ya veas modelos de lo que solemos llamar “votante mediano”, modelos de “voto probabilístico” y recién después, tal vez en la cuarta clase, empieces a discutir sobre los modelos tipo ciudadano-candidato.
Siendo un poco (muy) laxos con la explicación, los modelos ciudadano-candidato nos dicen que los políticos son (también) ciudadanos. Como los ciudadanos tienen ideología, valores y convicciones, los ciudadanos-candidatos, cuando llegan al poder implementan medidas siguiendo esas convicciones. Como decía Thatcher que había que hacer. A mí me encantaría que los políticos fueran siempre así pero me cuesta un poco creérmela. Será porque soy argentino, pero mi percepción es que rara vez los políticos toman decisiones en función de sus convicciones. Lo que yo veo son políticos profesionales que hacen y dicen lo que (creen que) hay que hacer o decir para maximizar la probabilidad de que les den el poder.
El teorema del votante mediano es el mejor ejemplo (y posiblemente el más conocido) de esta idea de políticos profesionales que, en vez de decir y hacer lo que piensan (como Thatcher), están vacíos de ideología y dicen y hacen lo que (creen que) les es estratégicamente conveniente.
En pocas palabras, y siendo otra vez extremadamente poco riguroso, lo que nos dice el teorema del votante mediano es que, bajo ciertos supuestos, en una democracia electoral basada en sistemas de votación mayoritaria (por ejemplo, como las presidenciales en Argentina), va a ganar el político cuya plataforma esté más cerca de las preferencias del votante mediano (ese que es el tipo más moderado del país). Si esto es cierto, lo más estratégicamente conveniente para un político profesional (cuyas convicciones, si es que las tiene, no son muy relevantes) es mover su plataforma hacia la ancha avenida de la mediana, lejos de los extremos ideológicos.
Va un ejemplo. Imaginate que lo único que nos importa como ciudadanos es decidir la tasa impositiva que va a cobrar el gobierno. Hay 3 ciudadanos: Juan quiere una tasa del 0, Mariana del 5 y Pedro del 10. El candidato Milo propone 4, el candidato Maza propone 5. ¿Quién gana? A Maza lo votan Pedro y Mariana y a Milo solo Juan. ¿Y si ahora Milo propone 6 y Maza sigue proponiendo 5? De nuevo, Maza va a sacar dos votos (de Mariana y de Pedro) y Milo va a quedarse solamente con el de Juan.
Di la materia “political economy” varias veces, todos los años desde que empecé a dar clases en 2019. Todas las veces hablaba del teorema del votante mediano, todas las veces me preguntaban si, más allá de la abstracción teórica había algo de esto en la realidad y todas las veces decía que ni idea.
Hoy escribo sobre el que, creo, es el mejor intento de contrastar esta idea abstracta con el comportamiento real de los políticos: un paper que salió hace un par de semanas de Rafa Di Tella, mi amiga Caroline Le Pennec (quien, a todo esto, va a estar en Noviembre en Argentina presentando un paper, supongo que éste paper, en UdeSA) y coautores. El paper estudia las elecciones en Francia (multi-partido) y en USA (dos partidos) y la pregunta en ambos casos es la misma: ¿qué tanto se acercan las plataformas electorales a las preferencias “medianas”?
La contrastación empírica de la idea del votante mediano es difícil por muchos motivos. Primero, ¿qué significa “la mediana” en la vida real? ¿La mediana de qué? En el ejemplo de Milo y Masa había UNA política sobra la cual decidir: la tasa de impuestos. En la vida real hay miles dimensiones que le importan a los ciudadanos. Segundo, para saber si la plataforma de un político está cerca o lejos del centro, tenemos que saber cuál es el centro, es decir, tendríamos que tener alguna idea de las preferencias de los votantes.
Vamos por pasos.
Primer paso: ¿cómo clasificamos las propuestas de los candidatos (que tienen un montón de aristas) en una sola dimensión (por ejemplo, derecha-izquierda)? La explicación más técnica la podés ver en el paper, pero la intuición es bien sencilla. Vamos con las de USA.
Agarrás todas las plataformas electorales de todos los candidatos a diputado de todos los distritos de Estados Unidos para las elecciones primarias. Imaginate que hay solamente dos partidos: Demócratas y Republicanos.
Calificás cada palabra con un puntaje que va de izquierda (demócrata) a derecha (republicano) en función de qué tan frecuente es el uso de esa palabra entre demócratas y republicanos (en las primarias). Ejemplo (abajo): los demócratas usan mucho “wealthiest” y “polluters” y los republicanos usan mucho “unborn” y “sanctity”.
Calificás a cada candidato con un puntaje (de muy izquierda a muy derecha) según qué tan frecuentemente usa palabras que en (2) fueron clasificadas como muy de izquierda o muy de derecha. Ejemplo: si la plataforma dice “the walthiest people must pay a tax rate of 99% because we hate them and also because they are polluters”, seguramente seas clasificado como muy de izquierda porque usaste un montón de palabras de la tabla (a) de arriba. Si tu plataforma dice “We should take care of the unborn and also kill the bureaucrats” (releyendo esta frase me da la impresión que no sería tan inverosimil en el contexto argentino), seguramente seas clasificado como muy de derecha porque usaste un montón de palabras de la tabla (b) de arriba.
Siguiendo un procedimiento más o menos así clasifican en una dimensión (de izquierda a derecha) a todas las plataformas políticas de todos los candidatos en elecciones de diputados (USA) y de alcaldes (Francia) y resuelven el primer problema (el de ordenar a las preferencias de los votantes en una sola dimensión).
Segundo paso: si es cierta esta idea del votante mediano, lo que deberíamos ver es que entre las primarias y las generales,1 los candidatos de ambos partidos se mueven un poquito hacia el centro (por ejemplo los demócratas a la derecha y los republicanos a la izquierda). De esta forma, aún si no sabemos exactamente cuál es el votante mediano, podemos ver si los candidatos de ambos partidos se moderan en la general cuando su público potencial de votantes es, por definición, más moderado que en las primarias.
Et voilà. El de la izquierda es USA, el de la derecha es Francia, en ambos casos las elecciones están “agregadas” (es decir, todos los años para los que existen datos van juntos). Primero USA: las líneas azules son los demócratas, las rojas son los republicanos. Las líneas sólidas son las primarias, las otras son las generales. Lo que muestra el gráfico es la distribución de la plataforma de cada uno de los candidatos en cuándo al score de ideología (de izquierda, negativo a derecha, positivo). Lo que se ve claramente:
Los demócratas están a la izquierda de los republicanos. Esto es un poco obvio. Es esperable que los demócratas estén a la izquierda y los republicanos a la derecha mecánicamente por la forma en que se construye el indicador.
Lo realmente importante (y esto no es obvio): mirá como las líneas punteadas tanto rojas como azules se mueven hacia el centro. En otras palabras: las plataformas de republicanos y demócratas se parecen mucho más en la general que en las primarias.
Segundo Francia (pun intended): ahora hay muchos colores porque hay muchos partidos. Hay de centro, de izquierda extrema, de derecha extrema, de izquierda moderada y de derecha moderada. ¿Ves la flechita roja que va hacia la izquierda? Lo que te dice es que el partido de extrema derecha se mueve MUCHO hacia el centro en la segunda ronda. Los de centro (en gris), esperablemente, casi no se mueven. Y los de derecha moderada también se mueven, pero un poco menos (porque ya están cerca del centro). Algo parecido pasa con la izquierda: también se van moviendo hacia al centro.
Pero la cosa no termina ahí. El movimiento hacia la ancha avenida del medio (o de la mediana), no solamente se da en términos de la carga ideológica del discurso, sino incluso de la complejidad del discurso. ¿Viste cuando le preguntan a Melconian sobre la dolarización y el tipo arranca con “vo’ tené’ que pensar que la dolarización es como lo’ fideo’ con tuco”? Bueno, Melconian no me está hablando a mí y posiblemente a vos tampoco. Le está hablando a alguien más. Melconian sabe hablar complejo y no complejo y también sabe que la complejidad que use va a ayudarlo a llegar a ciertos lugares y no a otros (Melco, si estás leyendo esto, por favor invitame a un asado).
En el paper miden “complejidad” promediando tres indicadores: complejidad sintáctica, complejidad semántica y complejidad conceptual.
Complejidad sintáctica: resumiendo, es la proporción de conjunciones subordinantes (por ejemplo, “sin embargo”, “a pesar de qué”) y pronombres relativos (por ejemplo, “lo cual”, “cuyo”) sobre el total de palabras de cada plataforma.
“Vamos a terminar con este gobierno cuyo único objetivo es seguir perpetuándose, a pesar del mensaje que le dieron las urnas” es más complejo que “Vamos a terminar con este gobierno de ineptos que se quieren quedar para siempre”.
Complejidad semántica: resumiendo, cuánto menos frecuentemente se usa una determinada palabra de cada plataforma en, bueno, todo el repositorio de Google Books, más compleja es (por ejemplo, si usás la palabra “grande” seguramente seas menos complejo que si usás “vasto”).
“Estos ladrones se tienen que ir a su casa” es menos complejo que "Es imperativo que estos nefarios individuos se retiren a sus respectivas residencias con prontitud y cesen sus actividades ilícitas de manera inmediata."
Complejidad conceptual: resumiendo, dado un número de palabras en una plataforma (o discurso), es más complejo cuanto mayor es el ratio de palabras únicas (por ejemplo, si usás todo el tiempo “pero” sos menos complejo que si usas “pero”, “sin embargo”, “no obstante”).
“Hay que sacar urgentemente a esta manga de ladrones de la casa rosada” es más complejo que “Estos ladrones, digamos, se tienen que ir a su casa porque, digamos, son todos iguales, digamos.”
Las lineas violetas del gráfico de arriba son los candidatos con plataformas muy complejas y lás verdes son los candidatos con plataformas poco complejas. Las líneas sólidas son las plataformas de las primarias y las punteadas son las plataformas de las generales. ¿Ves como las violetas se mueven a la izquierda y las verdes a la derecha? Eso es moderación (en ambos casos) en la complejidad de los discursos. El que gana la interna (sea del partido que sea) va a tratar de llevar la complejidad de su discurso un poco más hacia la complejidad que le gusta al votante mediano.2
Escribo este envío con la tele de fondo, un par de días después de las primarias presidenciales en Argentina. Escucho una entrevista en TN.
“Estuve en Silicon Valley y vi a los argentinos del Conicet haciendo maravillas, (…) también hay que estudiar otras cosas como la democracia, sus fallas, temas de ciencias sociales”.
Esto lo dijo Pato Bullrich en su primera entrevista luego de haber ganado las internas de JxC para ser presidente. Para los que no saben (o no recuerdan), Pato es el ala dura del espacio. La representante de los “halcones”, que viene a hacer cambios drásticos, a bajar el gasto como sea.
Retomo la escritura dos días más tarde. Escucho a Milei diciendo que no va a sacar los planes sociales, ni echar empleados públicos y que lo de cerrar el Banco Central va a demandar tiempo. Que hay que esperar, que son varias “generaciones” (algo parecido a lo que se conocía como “planes quinquenales” en la URSS y durante el peronismo) de reformas. Milei es el que decía que Biden era socialista y Larreta casi que era comunista.
Si dejo pasar unos días más creo que voy a escuchar a Massa diciendo que la inflación es un fenómeno estrictamente monetario. Y si sigo voy a escuchar a Bregman (del Frente de Izquierda)…No, bueno, Bregman va a seguir diciendo que la crisis la paguen los capitalistas y que el salario no es ganancia. Mejor corto acá.
Te puede interesar
Si querés consultar el paper de hoy pueden hacerlo acá.
Si te interesa leer un poco sobre political economy como campo de investigación, siempre recomiendo al buen Besley, que podés leer acá.
En el próximo envío
“Pare de sufrir!” Las iglesias pentecostales evangélicas cada vez ganan más poder. Le sacan adeptos a otras religiones e influyen directamente en la política de varios países. Todo esto en pocos años de existencia. ¿Te preguntaste por qué? Algunos economistas sí. Te lo cuento la próxima.
Si leés el paper vas a ver que en el caso de Francia no es estrictamente primarias y generales. Sino primera y segunda vuelta. Pero es tan intrincado el sistema francés que mejor omitimos ese detalle.
El paper hace mucho más que esto. Por ejemplo, mira también si hay convergencia en los tópicos a los que refiere (u omite) cada candidato en las primarias y las generales. Recomiendo mucho, mucho, leerlo entero.
Creo que hay que corregir esta oración: "Las líneas punteadas son las primarias, las otras son las generales."
Muy interesante!
Hay algo que me hace ruido, no obstante: se analiza la distribución de los discursos políticos, no de los ciudadanos/votantes. La mediana de los discursos no tendría por qué parecerse a la de los votantes. A eso se refiere el teorema con que los candidatos son también ciudadanos? Si es eso, tomar a los políticos como representantes de los ciudadanos es usar una muestra totalmente sesgada.