¡Hola! ¿Cómo estás?
¿Sos rico y votás al tipo que sabés que te va a aumentar los impuestos? ¿O sos pobre y votás al que sabés que le va a bajar los impuestos al rico para sacarte el subsidio a vos?
Está todo bien, loco, es más normal de lo que pensás. Hoy te cuento por qué.
Espero que te guste. Gracias por leer.
Las preguntas de hoy
¿Por qué votamos a candidatos que no le convienen a nuestro bolsillo?
¿Hay un trade-off entre afinidad económica y de valores morales?
Qué concepto horrible “desclasado”. Se usa para señalar a los que votan supuestamente en contra de lo que su clase social les manda: ¿cómo vas a ser pobre y votar a Milei? Cada vez que escucho eso, lo que entiendo que quieren decir es algo tipo “sos tan ignorante y tan idiota que no te das cuenta que no te conviene votar a Milei”. Y no, amigo.
Supongamos que es cierto que Milei es negativo para el bolsillo presente del votante pobre pero no para el futuro. ¿Cuánto más le tiene que importar el presente versus el futuro al pobre para no ser un ignorante? Peor aún, ¿quién dice que Milei es negativo (o más negativo que la alternativa) para el bolsillo presente o futuro del pobre? Pero hay más: ¿qué significa que al pobre le convenga o no le convenga algo? Digo, aún si damos como válido que Milei es negativo para el bolsillo del votante pobre (presente y/o futuro), hay mil motivos no económicos que pueden influir. Las decisiones no son monocausales ni son blanco/negro.
Dicho todo esto, está claro que hay partidos o coaliciones que nacieron para representar los intereses económicos de ciertos grupos. En Estados Unidos la cosa estuvo clara por bastantes décadas (no así cuando se fundaron, pero esa es otra historia): el partido republicano era el del Estado chico y el demócrata era el de las políticas más distributivas (“pre-distributivas”, según algunos). Los empresarios votaban generalmente republicanos, los obreros votaban generalmente demócratas. Los que tenían más años de educación votaban generalmente republicanos, los que tenían menos años de educación votaban generalmente demócratas. La cosa sana.
De a poco la cuestión se fue desdibujando y ese mapeo se fue perdiendo. Te tiro un dato: hasta los 2000’s más o menos, cada año adicional de educación del votante promedio aumentaba la probabilidad de que sea republicano en más o menos 2 puntos porcentuales. Hoy es exactamente al revés: cada año adicional de educación del votante promedio aumenta más o menos 2 puntos porcentuales las chances de que sea demócrata. El demócrata típico era un blue-collar, trabajador y clasemediero en el mejos de los casos. Hoy el demócrata típico vive en un los suburbios chetos de una ciudad desarrollada del noreste del país, toma frapulatte de matcha de endivias todos los días por unos módicos 9 dólares mientras lee el Progressive Ponderings Today, come carne hecha de plástico (y te juzga si comés carne hecha de carne), escucha Kendrick Lamar o Childish Gambino mientras trabaja desde su casa construida de materiales reciclados y opina de cosas en lugares. Y tiene un ratio barba/pelo altísimo. Y acaba de vender su start-up.
Sobre el por qué del cambio de perfil del votante demócrata y del republicano hay bastante escrito (más abajo te tiro unos links). Pero el envío de hoy no es específicamente sobre eso, sino sobre algo más amplio: ¿por qué alguien votaría en contra de sus intereses económicos?
Hay buenos papers de teoría aplicada (que suelen tener alguna partecita empírica). Hay buenos papers empíricos (que a veces vienen con un modelito de juguete de regalo). A los buenos papers empíricos no se les exige tanta sofisticación en el modelo teórico. A los buenos papers teóricos no se les exige tanta rigurosidad empírica. El de hoy, a diferencia de todos los que escribí hasta ahora es más de ese tipo: una idea teóricamente muy buena con evidencia empírica que tal vez no sea super-mega causal, pero que te deja contento. El paper es de Ben Enke (de las grandes mentes económicas de su generación). A ver cómo me sale.
La gente vota motivada por factores varios. Infinitos, diría. Pero, como nos enseñó Borges, un modelo que abarque la realidad entera no nos sirve para entender prácticamente nada sobre la realidad. De la misma manera que un mapa de Argentina del tamaño y detalle de Argentina no nos serviría para entender nada útil sobre Argentina. Por eso usamos modelos: aproximaciones deliberadamente imperfectas a la realidad y por ende más manejable. Una forma manejable de pensar el problema este de los ciudadanos que votan en contra de su bolsillo es suponer que hay dos tipos de motivaciones que tienen los ciudadanos para elegir a su partido (o político) preferido: las puramente económicas (¿me va a subir los impuestos? ¿me va a dar un subsidio?) y las morales (¿va a impulsar el matrimonio igualitario? ¿va a derogar la ley de aborto?).
¿Viste esos jueguitos que andan dando vueltas tipo el de political compass de arriba, que tenés en un eje los valores económicos (X) y en el otro (Y) los morales o político/sociales y vas respondiendo preguntas y te ubica en alguno de los cuadrantes? Bueno, imaginate que los votos dependieran exclusivamente de esas dos dimensiones. Usemos a Estados Unidos como caso de estudio.
Para simplificar la cosa, imaginate que el partido Republicano es económicamente conveniente para los ricos (porque les bajan los impuestos) y el partido Demócrata es económicamente conveniente para los pobres (porque se benefician más de la redistribución). También para simplificar, suponete que los republicanos son los moralmente conservadores (los más religiosos, mas pro-dios, patria y familia) y los demócratas son los moralmente más liberales (los más promiscuos, ateos, apátridos y pro-aborto). Usando la terminología del argentino clasista, un pobre que vota republicano sería un declasado, igual que un rico que vota demócrata.
Si sos economista, esos supuestos de arriba seguro te parecen OK. Si no sos economista, tal vez te van a parecer demasiado simplistas y reduccionistas. Si ese es tu caso, dejame volver a recordarte a Borges: un modelo de la realidad no puede ser tan complejo como la realidad, de la misma forma que un mapa de Argentina no puede ser tan grande y complejo como la topografía de Argentina. Sigamos.
Imaginate que sos el puntito rojo del gráfico de arriba, que está en el eje de izquierda económico y también de izquierda en cuanto a valores morales en el grafiquito de arriba. Si hay un candidato que te representa perfectamente bien en esas dos dimensiones, no hay problema, tu voto es fácil. El problema es cuando no es tan así. Y pasa seguido, eh. Me recuerda a mi amigo economista que en el último ballotage argentino estaba muy indeciso porque le encantaba la idea de Milei de bajar la inflación con un ancla fiscal pero le encantaba la idea de Massa de no considerar genocidas a los que están a favor del aborto legal. ¿Qué hacemos cuando hay un trade-off entre estas dos dimensiones? ¿Cuando el partido (o candidato) que le serviría a tu bolsillo no es el mismo que le serviría a tu corazón (AGUANTÁ POETA DEL SUBDESARROLLO)?
El grafo de arriba sale del paper de Enke. El eje X mide el nivel de conservadurismo de los ciudadanos (más a la izquierda son más moralmente liberales, más a la derecha son más moralmente conservadores). El eje Y mide la probabilidad de que voten a republicanos. Fijate que hay dos líneas: la punteada representa a los ciudadanos más ricos y la sólida a los ciudadanos más pobres. Me interesan dos cosas de este gráfico.
Lo obvio: la pendiente positiva (punteada o sólida). Lo que dice es que, manteniendo todo lo demás constante, cuanto más moralmente conservador sos, más probable es que votes republicanos. O sea: si te encanta el aborto (izquierda del eje X), es poco probable que votes republicanos, si te encanta tener 8 hijos (derecha del eje X), es casi seguro que votás republicanos.
Lo no tan obvio: fijate que si bien las dos pendientes son positivas, la de la línea punteada (ricos) es muchísimo más empinada que la de la línea sólida (pobres). Qué significa esto: que si sos pobre, tu probabilidad de votar republicanos no cambia TANTO si sos un poco o mucho más conservador. Otra forma de decir esto: si sos pobre no podés darte el lujo de darle tanta bola al tema moral.
En microeconomía 1, cerca del primer o segundo año de la carrera, aprendemos sobre los “bienes de lujo”. Sin tecnicismos: es el tipo de bien cuya demanda aumenta más que proporcionalmente a medida que crece nuestro ingreso, de manera que su peso relativo en nuestro gasto de consumo total aumenta. Ejemplo: tus vacaciones en el Caribe. Si sos pobre, te gastás 0 de tu consumo en eso. Si sos mediano, ponele que vas una vez en tu vida al Caribe, o sea que te gastás una porción bajita pero más que 0 del consumo de tu vida. Si sos rico, vas todos los años y ahí empieza a pesar más.
El modelo de Enke para explicar el comportamiento (aparentemente irracional) de quienes votan en contra de su bolsillo está íntegramente basado en una idea. Poder votar a un candidato que se alinea moralmente con nuestros valores (aún si sus políticas no son las mejores para nuestro bolsillo) es como un bien de lujo: algo que podemos hacer cuando somos ricos, pero posiblemente no cuando somos pobres.
Mira de nuevo el grafiquito de arriba de todo: cuando somos ricos nos podemos dar ese lujo. Cuando somos pobres, mucho menos.
Ahora, fijate una cosa. En nuestro modelo hay cuatro tipos de personas:
Los pobres moralmente conservadores.
Los ricos moralmente conservadores.
Los pobres moralmente liberales.
Los ricos moralmente liberales.
Los ricos moralmente conservadores la tienen fácil: votan republicanos. Los pobres moralmente liberales también la tienen fácil: votan demócratas. Ningún desclasado en esos grupos. El trade-off se podría dar en los otros dos grupos. El primer grupo son los pobres moralmente conservadores. A esta gente le encantaría votar republicanos, pero en su gran mayoría no lo van a hacer porque no se pueden dar el lujo de ir en contra de su bolsillo. Claro, habrá un grupo de conservadores extremos que no les importa nada y votan republicanos en contra de su bolsillo aún si son pobres, pero son los menos.
El segundo grupo son los ricos moralmente liberales (la izquierda caviar, los Bourgeois Boheme). A esta gente el bolsillo le dice que vote republicano, que le va a bajar los impuestos. Pero el corazón es más fuerte y tienen plata suficiente como para darse el lujo de votar en contra de su bolsillo. O sea que de los dos tipos de “desclasados”, la predicción del modelo es que debería haber más del tipo ricos que votan demócratas (que les van a subir los impuestos) que del tipo pobres que votan republicanos (que le van a sacar los subsidios).
El grafo de arriba también sale del paper de Enke. Los rojos (izquierda) son ciudadanos pobres y moralmente conservadores que votan al partido republicano. Los azules (derecha) son ciudadanos ricos y moralmente liberales que votan al partido demócrata. 20 puntos más de desclasados del tipo DEMÓCRATA RICO que del tipo REPUBLICANO POBRE. Exactamente lo que esperaríamos si el modelo de Enke fuera cierto.
Y hay más. Pensá esquemáticamente en el tipo de gente que vota republicano o demócrata.
Los pobres moralmente conservadores → votan demócratas guiados por el bolsillo.
Los ricos moralmente conservadores → votan republicanos guiados por el bolsillo y por sus valores.
Los pobres moralmente liberales → votan demócratas guiados por el bolsillo y por sus valores.
Los ricos moralmente liberales → votan demócratas guiados por sus valores.
El modelo de Enke nos dice que los votantes demócratas son mucho más diversos en las dos dimensiones (los hay ricos, pobres, liberales y conservadores) que los republicanos (los hay mayormente ricos y conservadores).
¿Qué nos dice la data?
El gráfico de arriba se lee más o menos así. Las barras azules representan a los votantes demócratas, las rojas a los republicanos. Las primeras dos barras (izquierda) se refieren a los valores morales (o sea, que tan conservador es el votante) y las de la derecha al nivel de ingreso (o sea, que tan rico es el votante). Cuanto más alta es la barra, más distintos son los votantes de ese partido entre sí, en la dimensión que corresponda. Te ayudo:
Los valores de los republicanos (primera barra roja) son más o menos parecidos entre sí, en comparación con los valores de los demócratas (primera barra azul).
Los niveles de ingreso de los republicanos (segunda barra roja) son bastante más parecidos entre sí en comparación con los niveles de ingreso de los demócratas (segunda barra azul).
Otra vez, los datos se llevan bien con las predicciones del modelo de Enke. Y sí, votar en contra de tu bolsillo es un lujo de ricos.
Voy cerrando con esta sesuda y controversial reflexión. Que tu amigo haya votado a Milei no implica que crea que el aborto es un asesinato. Que tu amigo haya votado al kernerismo no implica que sea un amante del déficit fiscal. Las decisiones son multicausales (no como la inflación, que tiene una sola causa :).
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El paper de hoy lo encontrás acá.
Acá y acá podés leer algo sobre cómo cambió el perfil del votante demócrata y el del republicano.
Arrancás la semana con Renaud Séchan y su homenaje a los BOurgoisBOheme’s. Acá:
En el próximo envío
“Old Habits Die Hard”. ¿Te acordás cuánto pagabas el alfajor que te gustaba cuando eras pibe? ¿Y cuánto fue tu primer sueldo? Tal vez algunos de tus comportamientos actuales estén influenciados por ese recuerdo de hace 20 años. La próxima te cuento más.
Muy interesante, el argumento tiene mucho sentido. Pero me queda una duda: en el último gráfico, la diferencia de demócratas vs republicanos en la medida de desvío estándar del log(ingreso), ¿es estadísticamente significativa? Porque hay overlap entre los intervalos de confianza que aparecen en esas barras del gráfico
Nico, muy bueno el post pero tengo una pregunta. Para los votantes republicanos, asumiendo que su interés es la mejora económica, ¿no hay un tradeoff entre la mejor performance demócrata en manejar la economía desde mediados del siglo XX versus las mejoras impositivas que pudiesen capturar de una administración republicana? Capaz que es difícil modelar esa dinámica, pero si asumimos que los votantes (ricos) preferirían permanentes administraciones republicanas a costa de impuestos mas bajos pero también una economía mas debil, ¿no estarían también votando contra sus intereses? (o, al reves, el rico que igual vota demócrata, no estaría privilegiando los beneficios sociales de una economía mas fuerte para su vida vs. el posible impacto inmediato de una baja de impuestos?