¡Hola! ¿Cómo estás?
El dictador macho alfa chad que te mata de a varios miles de personas por año para mantenerse en el poder está en extinción. Existen todavía, sí. Pero cada vez más los autócratas modernos eligen estrategias más sutiles: te manipulan la prensa, te intervienen las redes sociales, te bajan la palanca de Internet para que no te quejes demasiado. ¿Tanto les va a joder que uses Facebook y Twitter? Sí.
Hoy te cuento como las redes sociales ayudaron a que las protestas y marchas sean más (mucho, mucho más) masivas.
Espero que te guste. Gracias por leer.
Las preguntas de hoy
¿Las redes sociales facilitan la protesta social?
El grafo de arriba sale de un paper de Sergei Guriev y Daniel Treisman. Sergei además de ser un brillante economista es una persona interesantísima que, lamentablemente y por motivos políticos, tiene la entrada prohibida a su país de origen: Rusia. En el eje X van las décadas y en el Y te muestra la proporción de los regímenes clasificados como dictaduras que matan al menos 10 (azul) o al menos 100 (cuadriculado) personas por motivos políticos cada año. O sea: una medida de qué tan sanguinarios son los autócratas. Pareciera que después de los 80’s cada vez menos. Ojo, esto no dice nada sobre la cantidad de gobiernos autocráticos en el mundo (bajó, pero no es el punto), ni de la definición de autocracia (tema complejo sobre el cual tal vez charlemos en el futuro) sino de sus características.
Si lo pensás un poco tiene bastante sentido. ¿Cuánta gente mató Putin o incluso Maduro (de hambre no cuenta)? ¿Cuánta gente mató Stalin o Pinocho? Nada de esto hace que los modernos sean menos autócratas que los viejos, pero si los hace un poco distintos en sus métodos. La tesis de Sergei (economista) y Treisman (politólogo), en líneas generales, es que los autócratas actuales suelen ser populares (la gente, mucha gente, los quiere) y por lo tanto no necesitan (y no pueden; o al menos no únicamente) imponerse mediante el terror. Y las técnicas para ser popular son diferentes que las técnicas para infundir terror. Ellos los llaman “informational autocrats”: autócratas que usan el poder del Estado para intervenir en el tipo de información que se difunde, que se viraliza, que se expande con las nuevas tecnologías, con el objetivo de mantener su popularidad.
A los gobiernos no les encanta que les organicen marchas masivas. Pero evitarlas sin usar el miedo cómo estrategia es difícil. Si no te van a reprimir, no vas a salir lastimado ni terminar preso, el costo de asistir a una marcha es relativamente bajo. ¿Por qué no hacerlo entonces? Bueno, aún sin terror de por medio, podríamos decir que la decisión de ir o no a una marcha está influenciada por muchas otras variables que hacen al costo y beneficio esperados de ir o mejor quedarse en casa. Qué se yo, si está nevando afuera te diría que el costo de ir es bastante alto. Si creo que la marcha no va a tener mucha adhesión ni demasiado impacto (o que no va a ir nadie que yo conozca), el beneficio esperado es más bien chiquito.
Los gobiernos democráticos no pueden hacer mucho para afectar la percepción del costo y beneficio esperados que tienen los ciudadanos de marchar versus quedarse en casa. Las dictaduras militares intentan evitarlas llevando el costo al infinito: no marches porque vas a terminar muerto. Los autócratas populares (los modernos, que hasta participan en elecciones y todo el show) tienen ideas más innovadoras. Por ejemplo, un autócrata popular puede manipular los medios tradicionales para bajarle el precio a la marcha que se está organizando. Te puede hacer creer que no va nadie, que ir o no ir es irrelevante porque van a ser dos gatos locos (vos serías el tercero) y entonces el beneficio esperado de marchar es bajito. Mejor quedarse en casa para eso, ¿no?
El problema es que los medios menos tradicionales (redes sociales, por ejemplo) son bastante más difíciles de controlar. Sí, sí, puedo comprar bots y generar cierto tipo de tráfico, okey. Pero eso no va a evitar que, no sé, la mitad de mis amigos de Facebook posteen que están yendo a la marcha y me incentiven a ir a mi también. ¿Alguna vez te preguntaste por qué tantos gobiernos autocráticos le bajan la palanca an Internet (o a Facebook o a Twitter)?¿Será que la existencia de redes sociales aumenta el éxito y la masividad de las protestas?
Dar una respuesta causal es un quilombo. Ojalá Putin hiciera A/B testing para probar si desactivarle Facebook a los rusos baja la intensidad de cada marcha que le hacen. O que Mark Zuckerberg hubiera decidido darle aleatoriamente Facebook a algunas ciudades (y no a otras) para ver unos años después si tener acceso a red aumenta el tamaño de las protestas. Pero no, esto no pasa. Aunque en Rusia un poco sí. Atendeme esta historia, que sale de un gran paper de los brillantes Maria Petrova, Ruben Enikolopov y Alexey Makarin.
En Rusia no se usa Facebook, se usa VK, red con mas 100 M de usuarios creada en 2006 por el Mark Zuckerberg ruso Pavel Durov (que aparte fundó nada más y nada menos que Telegram). Resulta que Pavel se estaba graduando de la Universidad Estatal de San Petesburgo cuando creó VK. Se le ocurrió que el primer piloto era mejor hacerlo controlado así que, en vez de lanzarlo masivamente, posteó una invitación abierta a quien se quiera sumar en un foro online de estudiantes de la universidad (que, btw, él mismo había creado). Si un estudiante se quería hacer miembro tenía que usar el link de la invitación y el propio Pavel aprobaba una a una las solicitudes que le iban llegando. Los early-adopters eran, en principio, estudiantes de la universidad de Pavel más o menos de su misma edad/cohorte.
A San Petesburgo va a estudiar gente de varios lugares. O sea que las redes de los early-adopters (amigos de los early-adopters, tal vez la siguiente camada de suscripciones) estaban distribuidos por todo el país, con mayor o menos intensidad dependiendo de cuáles eran los lugares de origen de los compañeritos de facultad de Pavel. Dicho de otra forma: si resulta que en la cohorte de estudiantes de la edad de Pavel y de la Universidad de San Petesburgo había mucha gente que justo ese año vino de Staraya (ciudad unas 4 horas al sur de la universidad), posiblemente la penetración de VK, al menos en los primeros años de existencia, sea más alta en Staraya que en cualquier otro lugar del país. El primer resultado importante es este: cinco años después de su creación, cuando la red ya era masiva en todo el país (tipo Facebook en el resto del mundo), VK todavía tenía muchos más usuarios en las ciudades de los early-adopters que en el resto. O sea: si la cohorte de Pavel de 2006 tenía más de gente de una ciudad X (en comparación otra ciudad Y), la cantidad de usuarios de VK en 2011 era mayor en X que en Y.
Lo que debés estar pensando (ojalá) es que, bueno, hay ciertas ciudades de las que normalmente vienen los estudiantes de la U de San Petesburgo que tienen características bien distintivas, las cuales podrían explicar que en 2011 tengan más usuarios de VK. No sé, tal vez a esa universidad va gente de ciudades más tecnológicas y eso correlaciona con la probabilidad de usar redes sociales. Si ese fuera el caso, la penetración de VK en ciertas ciudades más que en otras no se explicaría por los amigos de Pavel sino por el tipo de ciudades que mandan alumnos a San Petesburgo. Podría ser, pero escuchate esto: la composición de estudiantes universitarios de las cohortes anteriores o posteriores a 2006 no predicen para nada el uso de VK en 2011. O sea: si vino mucha más gente de la ciudad A que de la B, pero no lo conoció a Pavel (porque justo entró un año antes o uno después), entonces en 2011 no hay más usuarios de VK en A que en B. Lo que importa no es tanto la ciudad de origen, sino la ciudad de origen de los estudiantes que justo estaban en la cohorte de Pavel.
Ojalá te hayas dado cuenta (y sino, fallé como newslettero) para qué nos sirve saber que las ciudades de donde venían los compañeritos de Pavel en 2006 tienen mayor probabilidad de usar VK en 2011. Lo que te vengo describiendo es básicamente un shock aleatorio (no relacionado con las características de la ciudad en sí) en la probabilidad de que una ciudad tenga mayor penetración VK en 2011.
La siguiente pregunta es cómo incide este shock aleatorio en la penetración de VK en la magnitud de las protestas. ¿Será que si en 2006 tu ciudad mandó mucha gente a estudiar al mismo curso que Pavel, en 2011 no solo usan mas VK sino que también protestan más? Que me refiera tanto a 2011 no es casual. En diciembre de ese año hubo elecciones (aparentemente fraudulentas) que desataron protestas por todo el país. Y acá viene otro resultado importante: un 10% mayor de usuarios de VK en tu ciudad (inducidos por el shock aleatorio de los compañeritos de Pavel) se traduce en un aumento de 5 puntos porcentuales en la probabilidad de que en esa ciudad haya una protesta en 2011. Y hay más: un 10% mayor de usuarios de VK en tu ciudad (inducidos por el shock aleatorio de los compañeritos de Pavel) se traduce en un aumento del 19% en el tamaño de las protestas.
Dejame refrasear, porque que para mí este resultado es casi tan alucinante como jugar al Magic un sábado de 10 AM a 10 PM en el Club del Cómic del centro de la ciudad de Buenos Aires cuando tenes 13 o 14 años en los 90’s. O sea, digamos: si tuviste la suerte (o mala suerte) de que Pavel haya cursado con gente de tu ciudad en 2006, es más probable que en 2011 termines en una protesta.
La pregunta que te debés estar haciendo (y si no sabés qué, deja de leer, no nos lastimemos más) es POR QUÉ. ¿Qué explica que usar más redes sociales aumente el tamaño de las protestas? Porque hay varias cosas que podrían estar pasando, eh. Una es que la red te sirva para enterarte cosas malas que hace el gobierno que de otro modo no te enterarías (como cuando en Twitter postean las fotos del hospital que se cae a pedazos o del bache tamaño crater de la avenida). Otra es que la red te sirva para coordinar: para saber quién va y quién no (y si va mucha gente o poca y entonces si se espera que la marcha sea exitosa o no). Los amigos rusos muestran bastante evidencia a favor de la hipótesis de las redes sociales como herramientas de coordinación y en contra de la hipótesis de redes sociales como herramientas para enterarte de lo malo que es tu gobierno.
Te voy a dejar parcialmente con la intriga (porque estamos llegando al límite de lo que te da la capacidad para prestar atención el lunes a la mañana), pero te voy a contar un resultado más. VK, igual que Facebook, te permite crear grupos y comunidades de gente con intereses similares. Esas comunidades suelen facilitar la coordinación de acciones varias: encontrar gente que quiera comprar/vender algo, alquilar/poner en alquiler un departamento y, por supuesto, encontrarse para ir a la marcha del próximo jueves. Maria y sus amigos rusos identificaron las comunidades relacionadas con protestas en VK. Escuchate esta: un 10% de aumento en la cantidad de gente que está en comunidades online (los famosos grupos) relacionadas con protestas en una ciudad se traduce en un 3% de aumento en la probabilidad de que haya protestas en persona. VK, como Facebook y como Twitter, sirven para resolver problemas de acción colectiva (esos que necesitan cooperación porque si cada uno se corta solo la cosa no camina). Más aún en momentos en los cuales el encuentro presencial es difícil (porque al gobierno mucha gracia no le hace), la coordinación online es fundamental. Por eso a los autócratas no les gustan mucho las redes.
Empecé el envío de hoy mencionado medio al pasar cosas que son bastante más profundas de lo que se desprende del texto: ¿qué significa ser un autócrata? ¿hay un continuo de niveles de democracia o es todo 0-1? Si una autocracia es popular y no infunde terror, ¿es realmente una autocracia? Lamento decepcionarte más de lo normal, pero este es un Newsletter para leer en 10’ en tu celular mientras viajas 6 estaciones de subte tratando de hacer malabares para no caerte mientras escuchás el trap sin auriculares del ñato de al lado. En criollo: no me pienso meter en nada de eso porque no hay espacio para todo. Pero sí me permito tirar algunas ideas sueltas sobre temas que estoy trabajando.
Preguntale a un grupo de amigos si les parece razonable pensar en tener un gobierno autocrático en algún momento si “fuera necesario”. Seguro que 0% te va a decir que sí. Ahora preguntales si están de acuerdo con que hay ciertas características de los gobiernos que en este momento del país (cualquiera sea tu país) serían aceptables: saltearse al congreso si le pone demasiados límites al ejecutivo para hacer reformas importantes, pensar en alguna ley que limite la libertad de acción de ciertos medios que usan mentiras para difamar al gobierno, aceptar nuevos miembros de la corte suprema que garanticen algún apoyo a las reformas estructurales del gobierno incluso si no fueran los jueces más probos. Te aseguro que ahí el porcentaje de gente que está de acuerdo va a empezar a subir. Todas esas son características de gobiernos no-tan-democraticos ni-tan-republicanos. Claro, si a cualquier sudamericano le hablás de autocracia, lo primero que se le viene a la cabeza (con razón) son las botas, los tanques, los torturados, los desaparecidos. “Cómo va a ser poco democrático si hay elecciones y sacó un montón de votos!”. ¿No te suena?
Las nuevas formas de, digamos, democracias-no-tan-democráticas, son un peligro porque se mueven lento. Putin, Chavez, Erdogan, … ninguno llegó al poder con un golpe (que no es otra cosa que una caída discontinua en el nivel de democracia de un país), sino que fueron de a poco ganando espacios y erosionando lentamente la democracia de sus países. Y, para peor, que sean populares (una parte relativamente grande de la población los quiere en el poder) hace que reconocerlas como autocracias o democracias a medias sea mucho más complicado. Después de todo, bloquear una red social es algo mucho más sutil que meter a los opositores presos, ¿no? Seguramente. Pero no sé si por eso menos preocupante.
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El paper de hoy lo encontrás acá.
El paper con el que empecé el envío (el de los informational autocrats) lo podés ver acá.
Y si te da fiaca leer el paper, sacaron un libro que explica el tema for dummies y esta bastante bueno y te lo llevás por diez mil pesitos argentinos de curso legal. Lo podés ver acá.
Pasé mucho tiempo con niños estas semanas, así que no puedo cerrar un post sobre las marchas de otra forma. ¿Qué marcha? La de Osías.
En el próximo envío
“¿Mi amigo es un boludo?”. Todos tenemos algún amigo que no es ningún boludo excepto cuando se pone a justificar fanáticamente al gobierno que votó, aún en contra de los principios que tuvo toda su vida. No te preocupes, tu amigo no se estupidizó, solamente está evitando sufrir los efectos de la disonancia cognitiva. La próxima semana te cuento más.
Hola Nico. El link que das, no me permite colgar el artículo en las redes.