¡Hola! ¿Cómo estás?
♫ El puede no haber hecho todo, pero que hizo mucho no se puede negar ♫
♫ El servicio militar obligatorio! Con él terminó… ♫
Tal como decía su gran spot publicitario para ser reelecto en 1995, Menem terminó con el servicio militar obligatorio. La diva de los teléfonos, Su Giménez (y muchos otros), dice que hay que volver a ponerlo. Que hay que sacar a los chicos de la calle y disciplinarlos para que no se vuelvan criminales. Otra gente dice que es al revés: si los metés al servicio militar (al menos en Argentina), terminan peor. Los dos grupos tienen argumentos plausibles. Acá, como siempre, miramos lo que dicen los datos.
Espero que te guste. Gracias por leer.
Las preguntas de hoy
¿Hacer el servicio militar (aún sin ir a la guerra) aumenta o reduce el crimen futuro?
¿Y la performance laboral de los conscriptos cuando lo terminan?
Mi familia es estereotípica en varios sentidos. Padres judíos, hijos de inmigrantes trabajadores que se instalaron en Villa Crespo y hablaban más Ydish que castellano. Y también, tal como marca el estereotipo, anti-peronistas.
Mi viejo tenía terror de que yo o mi hermano hiciéramos el servicio militar. No sé si lo dijo alguna vez o si lo inferí, pero no tengo dudas de que mi viejo hubiera pagado lo que sea para que no lo hiciéramos. La verdad, yo también pagaría lo que sea para no hacerlo o para que mis hijos no lo hagan. Una cosa que sí recuerdo que él decía era que iba a votar a cualquiera que sacara la obligatoriedad del servicio militar. A cualquiera.
En 1994 Menem hizo que el servicio militar no sea más obligatorio. En 1995 Menem se postuló para ser reelecto. Algo así recuerdo haber hablado ese día con mi viejo:
Nico: Bueno, pa, ¿votaste a Menem entonces, no?
Padre: Jaja. No.
Parafraseo su escueta respuesta. Nosotros (los judíos, hijos de inmigrantes que se instalaron en Villa Crespo y que hablaban más Ydish que castellano) no votamos peronismo.
En 2001 se vino la crisis económica. El delito empezó a aumentar muy fuerte y se empezaron a escuchar voces pidiendo la vuelta del servicio militar obligatorio. Que es mejor para los chicos, que los disciplina, que los aleja de la droga y yo que sé qué más.
Estos argumentos no están mal. En serio. Es teóricamente posible que el servicio militar reduzca el crimen y, diría, bajo supuestos que no son nada extraños. El servicio militar podría enseñar obediencia, disciplina (dos habilidades que pueden ser importantes para el mercado laboral), podría mejorar el estado físico de los conscriptos, mejorar su salud, su alimentación. Y no solamente eso. El servicio militar se da justamente en el momento en el que es más probable que alguien comience su carrera delictiva: la juventud o entrada en la adultez, o sea que el servicio militar podría “sacar de la calle” a los conscriptos en un momento crítico.
Pero que todo eso sea teóricamente posible no implica que sea cierto. O, incluso si lo fuera, hacer el servicio militar implica un montón de otras cosas que tranquilamente podrían generar que aumente el crimen, en vez de bajarlo. Así como los años de juventud entrando a la adultez (early 20’s) son críticos para empezar una carrera delictiva, también lo son para iniciar una carrera no delictiva. Ir al servicio militar significa perder dos años bien relevantes en el mercado laboral. A eso se le suma que el entrenamiento militar además de enseñar disciplina y obediencia (habilidades útiles en el mercado laboral legal), también enseña otras habilidades que son más útiles en el mercado laboral del delito, por ejemplo, usar armas de fuego.
Tanto texto para decir algo obvio: el efecto de hacer el servicio militar en la probabilidad de cometer crímenes es, en teoría ambigüo. Las preguntas con respuestas ambiguas se responden, al menos parcialmente, con econometría. Eso hicieron Martín Rossi, Sebas Galiani y Ernesto Schargrodsky en un excelente paper que publicaron en 2011.
Responder esta pregunta empíricamente no es fácil. Imaginate que tenés una base de datos de los últimos años con todos los registros de los jóvenes que tenían edad de hacer el servicio militar en, digamos, el año 2005 y toda su historia laboral y criminal hasta el presente. Suponete que tus datos tienen una columna que dicen “hizo el servicio militar: si o no” (acordate que ahora el servicio militar es voluntario). Entonces correlacionás “hacer el servicio militar” con “haber cometido un crimen hasta el año 2023” y te da que la probabilidad de cometer un crimen es MENOR para los que hicieron el servicio militar. ¿Podés decir que hay un efecto causal ahí? Definitivamente no. La gente que decide voluntariamente hacer el servicio militar tienen características diferentes de la gente que decide voluntariamente NO hacerlo. Por ejemplo: si decidís hacerlo seguramente te guste el orden, la disciplina, el servicio a la patria. Es decir, posiblemente seas una persona que de por sí tenía una baja probabilidad de cometer un crimen. Esto es lo que llamamos “sesgo de selección”: la correlación entre “haber hecho el servicio militar” y “haber cometido un crimen” posiblemente no esté capturando el efecto causal de uno sobre otro, sino el hecho de que los que hicieron el servicio militar voluntariamente tienen características diferentes del resto.
Lo que nos gustaría hacer para encontrar un efecto causal es un experimento en el que sortearíamos quién hace el servicio militar y quién no de manera aleatoria. Como en tal caso la conscripción no sería voluntaria (sino aleatoria), ese efecto de “selección” no existiría: los conscriptos serían, en promedio, iguales a los no conscriptos. Por ejemplo: sacamos un número de un bolillero y, en función de ese número y de los números de documento, asignamos aleatoriamente a algunos a que hagan el servicio militar y a otros a que no lo hagan. Eso obviamente no lo podemos hacer pero...
Momento. Esto es exactamente lo que se hizo durante años en Argentina. Para los que no recuerdan: todos los años se hacía un sorteo público, se tomaban los últimos tres números de cada documento y se les asignaba aleatoriamente un número entre 1 y 1000. Luego, en función de las necesidades, se se anunciaba un número de corte (ej, 300) y todos aquellos que estaban arriba de ese número eran llamados para hacer el servicio militar. Los “números bajos” se salvaban. La estrategia del paper para encontrar un efecto causal es simplemente aprovechar ese sorteo que nos dio la naturaleza.
El gráfico de arriba (del paper que te mencioné) muestra la probabilidad de hacer el servicio militar para la cohorte 1958 (eje Y) en función de los números asignados aleatoriamente a cada persona. La probabilidad salta discontinuamente de (casi) 0 a (casi 1) exactamente en el 200, que fue el número de corte. ¿Por qué los “casi”? Hay gente con número bajo que igual decidió voluntariarse (por eso el “casi” 0 a la izquierda). Hay gente con número alto que igual no lo hizo, por ejemplo porque tenía (o decía que tenía) algún problema médico (por el eso el “casi” 1 a la derecha).
¿Nos molestan en algo estos “casi” para encontrar un efecto causal? En general, no. Hay dos formas de pensar en esto, ambas válidas e interesantes. Podemos estimar la relación causal en términos de lo que llamamos “intention to treat”. En lugar de estimar el “efecto de hacer el servicio militar en la probabilidad de cometer un crimen” (1), estimamos el “efecto de haber sido sorteado para hacer el servicio militar en la probabilidad de cometer un crimen” (2).
Si todos los sorteados cumplen lo que les tocó, entonces (1) es igual a (2). Si, en cambio, algunos de los sorteados no lo hacen y algunos de los no-sorteados lo hacen (es decir, algunos no cumplen con lo que les salió en el sorteo), entonces posiblemente (2) (“intention to treat”) nos de un efecto menor al verdadero efecto, porque vamos a computar a cierta gente como “tratada” (hacer el servicio militar) o “no tratada” (no hacerlo) de forma equivocada (los “casi” del gráfico de arriba).
Pero, bajo ciertas condiciones, también podemos estimar (1): el “efecto de hacer el servicio militar en la probabilidad de cometer un crimen”.
Pensalo así: hay, digamos, cuatro grupos de gente. Los que van a hacer el servicio militar hayan salidos sorteados o no (“always takers”). Los que NO van a hacer el servicio militar hayan salido sorteados o no (“never takers”). Los que van a hacer el servicio militar si salen sorteados y no van a hacerlo si no salen (“compliers”). Y los que van a hacer el servicio militar si NO salen sorteados, pero no van a hacerlo si SÍ salen sortados (“defiers” o, en criollo, gente molesta, contreras, rompebolas).
Asumamos que los defiers (o rompebolas) no existen. Lo que nos interesa es el efecto sobre los “compliers”. ¿Por qué? Porque los always takers y los never takers son gente particular, gente que hace o no hace el servicio militar no por factores aleatorios/exógenos, sino por sus características. De nuevo: la persona que hace el servicio militar no matter what tiene ciertas características que, por sí mismas, pueden influir en su probabilidad de cometer un crimen en el futuro. Pasa algo parecido con los que no harían el servicio militar en ningún caso (como yo). Los compliers, en cambio, hacen o no la colimba no por decisión propia, sino por la pura aleatoriedad del sorteo. Sobre esos nos queremos enfocar.
Técnicamente, esto se hace usando un método que se llama “variables instrumentales” (algo que expliqué acá). Para los que no lo leyeron (o no saben lo que es), ignoren lo que sigue hasta el próximo párrafo. Para el resto: la variable “haber sido sorteado para hacer el servicio militar” cumple con las dos condiciones que necesita un instrumento. Primero, afecta la probabilidad de ser conscripto (tal como muestra el gráfico de arriba). Segundo, no afecta por si mismo la probabilidad de cometer un crimen en el futuro (precisamente porque el sorteo es aleatorio). De manera que, usando el resultado de sorteo como instrumento de la variable que nos interesa (hacer el servicio militar), podemos estimar el efecto de hacer el servicio militar DADO que fuiste sorteado para hacerlo, en la probabilidad de que cometas un crimen en el futuro.
Vamos a los resultados.
Me gusta cuando un gráfico es suficiente para marcar el punto principal, más allá de las ecuaciones y los tecnicismos. La línea punteada es la tasa de delitos para los que fueron sorteados para hacer el servicio militar, la otra es la tasa de delitos para los que NO fueron sorteados. En la X están las cohortes (año de nacimiento). La línea punteada está por arriba de la otra para cada una de las cohortes: en todas, la probabilidad de haber cometido algún crimen en el futuro es mayor para los que fueron sorteados para ser conscriptos. Esa diferencia es precisamente el “intention to treat”: el efecto de haber sido sorteado en la probabilidad de cometer algún delito en el futuro.
Si todos hubieran respetado lo que les salió en el sorteo, entonces ese efecto sería idéntico al efecto de hacer el servicio militar en la probabilidad de cometer algún delito en el futuro. Pero ya vimos que muchos no respetaron lo que les salió: algunos salieron sorteados y no lo hicieron y otros no salieron sorteados y lo hicieron igual. El efecto de hacer el servicio militar (y no solo de salir sorteado) es mayor: la probabilidad de cometer algún delito aumenta en casi 4% solo por el hecho de haber hecho el servicio militar.
Un buen paper no solo te muestra el efecto principal, también te explica por qué encuetra lo que encuentra. Y este es un buen paper. ¿Por qué hacer el servicio militar (no ir a la guerra, eh) aumentaría tus chances de cometer un crimen? Una hipótesis es que el servicio militar te saca del mercado laboral y luego entrar es más difícil. Claro, podría pasar que las habilidades que te da la conscripción compensen (o más) el tiempo “perdido” fuera del mercado laboral. O tal vez no.
Si el motivo por el cual la conscripción te hace más propenso a cometer crímenes es puramente económico (te cuesta más meterte en el mercado laboral), entonces deberíamos ver que los delitos que más aumentan son los económicos: delitos contra la propiedad, fraudes, estafas. Esto es exactamente lo que pasó: la tasa de homicidios no es mayor para los conscriptos, los delitos sexuales tampoco, ni siquiera el uso de armas. Lo único que explica que el delito sea en promedio mayor para los que hicieron el servicio militar son exactamente los delitos contra la propiedad (robos) y los que suelen llamarse “white collar crimes” (estafas, extorsión).
Pero pará. Si pasar por el servicio militar te hace menos útil para el mercado laboral (ya sea porque llegaste más tarde que otros o porque en vez de sumar habilidades, restaste), eso debería verse en indicadores de empleo y salarios. Se ve. Los efectos no son enormes, pero ahí están: la conscripción te baja en casi 1 punto los salarios que vas a percibir en el futuro y, aún más importante, te reduce también en casi 1 punto la probabilidad de estar en el mercado laboral formal.
Termino con un detalle que me parece realmente importante. Ir al servicio militar en Argentina puede significar experiencias muy distintas según el contexto. Se me ocurren al menos tres tipos de experiencias que son, presumiblemente, bastante diferentes entre sí. 1) La conscripción en tiempos de paz (por suerte, lo más habitual en el caso Argentino), 2) la conscripción sin pelear ninguna guerra pero en un período de guerra (Malvinas, en 1982, para quienes no pelearon) y 3) la conscripción que también implicó pelear una guerra (Malvinas, en 1982, para quienes sí pelearon).
El paper muestra que, incluso para los (1) (los conscriptos en tiempos de paz), hay un efecto en la probabilidad de cometer más crímenes en el futuro. Pero también muestra que el efecto es aún mayor para los (2) (los conscriptos en tiempos de guerra, pero que no pelearon) y, ni hablar, para los (3) (los conscriptos en tiempos de guerra que pelearon). La mayoría de las cohortes conscriptas en tiempos de la guerra de Malvinas NO pelearon (12,000 de 200,000 conscriptos) y aún así quedaron más afectados que si hubieran hecho el servicio militar en tiempos de paz. Me creo absolutamente todo lo que encuentra el paper: seguro que hay un efecto vía mercado laboral. Pero el hecho de que los 188,000 que no fueron a la guerra pero la vivieran de cerca hayan tenido peores outcomes que los conscriptos en tiempos de paz, me sugiere (algo obvio): el problema no es solamente entrar dos años tarde a tu primer laburo (¿será el stress postraumático que hace su parte?).
Por suerte (al menos para mí) ya no tenemos servicio militar obligatorio en Argentina, así que no podría prometer que voto al que lo saque. Pero sí prometo que al que lo quiera poner de nuevo no lo voto, como prometería mi viejo.
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El paper de hoy lo encontrás acá.
Acá hay otro sobre el efecto de haber ido a la guerra en USA.
El título del envío se debe a esta genialidad:
En el próximo envío
“Un consejo para Larreta”. Se vienen las elecciones. En el próximo envío le dejo un tip a Horacio, Jefe de Gobierno porteño, para sacar más votos basado en lo que sabemos sobre los determinantes no-tan-evidentes del voto en el cuarto oscuro.
El efecto gringo es nulo; otros estudios han mostrado el revés. Mis favoritos:
(1) https://www2.census.gov/ces/wp/2021/CES-WP-21-36.pdf
(2) https://www.aeaweb.org/articles?id=10.1257/app.4.4.57
(3) https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S001449831730133X
Excelente!