¡Hola! ¿Cómo estás?
A una de mis primas no la dejaban ver Chiquititas cuando era chica. A varios amigos les limitaban la TV después de cierta hora. A mí nunca me jodieron con eso y siempre me pareció una buena decisión de mis padres.
Pero ahora me entero que mirar mucha de TV de chico te deja medio gil de grande. Y encima, para peor, terminás votando cualquier cosa.
Hoy escribí sobre la TV, digamos, poco sofisticada, de Berlusconi y el voto de futuro de los televidentes italianos.
Espero que te guste. Gracias por leer.
Las preguntas de hoy
¿La TV de entretenimiento afecta las decisiones de voto?
¿Mirar mucha TV de entretenimiento de chico te hace medio boludo de grande?
Mientras vos hacías pan de masamadre, a mi en el 2020 se me dio por ver nuevamente Seinfeld todo desde el principio. Para que no se malinterprete lo que voy a decir en los próximos párrafos, aclaro que Seinfeld está en el top 5 de mejores cosas que le pasaron a la humanidad, un poquito por encima de la existencia de Internet y un poco por abajo del desarrollo del lenguaje y la escritura.
Dicho lo cual, mirando la serie desde el principio noté que la gran, gran mayoría de los chistes del show hoy no tendrían sentido por motivos tecnológicos. Pensá, por ejemplo, en “The Bubble Boy”. George y Susan se adelantan, Jerry y Elaine los pierden, y George termina jugando al Trivial Pursuit con el bubble boy; nada de esto pasaría hoy, con celulares y GPS. O "The Phone Message", cuando George deja mensajes enojadísimo en el contestador de una chica, se arrepiente e intenta entrar a su apartamento para cambiar la cinta. ¿Dejar mensajes en un contestador? ¿TENER UN CONTESTADOR? Sin ir más lejos, el clásico “Believe or not George, ins’t at home, please leave the message after the beep” de “The Susie”, es un gran capítulo en el cual George evita levantar el teléfono para que la novia no le corte. Hoy le mandaría un WhatsApp. Puedo seguir.
El punto no es tanto que la mitad de los chistes de la serie no tendrían sentido con la tecnología actual, sino que aún así siguen siendo increíblemente graciosos. Y actuales. Bueno, el paper de hoy es un poco así.
Una de las preocupaciones de los padres de hoy es el telefonito desde el que seguramente estás leyendo esto. La adicción, la comparación permanente, la pérdida de atención, el consumo de pelotudeces de redes sociales. No creo que a ningún padre de pibes jóvenes le preocupe mucho el consumo de televisión. Pero hace unos años, esa era LA preocupación de la educación en casa. Yo no tengo recuerdos de que me hayan prohibido ver algo en particular en la tele (lo mío era invertir tiempo, dinero y atención a las cartas de Magic: The Gathering), pero recuerdo que a muchos de mis coetáneos les limitaban el tiempo frente a la TV de las formas más diversas. Horas máximas por día, horas especiales en las cuales no se podía ver, programas específicos (la clásica: Chiquititas).
“La caja boba”, le decían a la tele, como queriendo decir que la TV te embrutece, te hace más tonto, menos atento, más disperso, más cognitivamente limitado. Si mirabas tele ibas a terminar siendo más boludo de lo que hubieras sido. La gente boluda toma decisiones boludas. Es como si una buena educación en una casa con poca tele hubiera sido un favor que la familia le termina haciendo a la sociedad.
Resulta que algo de eso hay. La historia empieza con él.
El cuento es que en Italia estaba prohibida la TV privada hasta 1976. Ese año dejaron que emisoras privadas operen pero solamente a nivel local. Mirale los ojos a Berlusconi, mirá la expresión. ¿A vos te parece que se va a quedar de brazos cruzados mientras le prohiben emitir lo que se le cante en donde se le cante? No solo él, sino varios, hicieron lo obvio: acuerdos con emisoras locales formalmente independientes para transmitir exactamente el mismo contenido, exactamente al mismo tiempo. Si estuviste en Italia recientemente tal vez te suene Mediaset.
La empresa arrancó transmitiendo (casi) sin emisoras propias. Todo con acuerdos. Cuando se fue dando cuenta que todo pelota con la justicia, empezó a comprar emisoras locales. En 1985 operaba 1700 antenas y podía alcanzar a la mitad de la población con señal de alta calidad. Dos años después podía cubrir a más del 80%. En el ‘90 podía alcanzar básicamente a todo el país, igual que la pública RAI.
Pero la RAI y Mediaset no se dedicaban a lo mismo, por lo menos al principio. El grafo de arriba sale de un paper de tres mostros italianos de la economía política, los medios y el crimen (en el sentido de estudiarlos, por las dudas aclaro): mi amigo Ruben Durante, Andrea Tesei y Paolo Pinotti. Sale de mirar la programación diaria de cada grupo (una especie de duopolio de la época) en los early 90’s y clasificarla por tipo de programa. la RAI iba más por las noticias y la educación, el grupo de Berlusca te daba películas, novelas, deportes y pochoclo. ¿Qué tipo de películas?
Lo que ves arriba el rating promedio que le ponen críticos profesionales de dos plataformas (My Movies y Film TV) a las películas que pasaban hacia fines de los 80’s en Mediaset (en azul) y en la RAI (blanco). Mientras en Mediaset pasaban Mac and Me (una baratísima copia de ET), la RAI te mandaba algo tipo Elephant Man de David Lynch (o algún otro equivalente del tipo película muda, en blanco y negro, filmada en un solo plano secuencia, 3 horas 57 minutos de duración, de origen país europeo que ya no existe más, producción independiente, que hoy la pasan solamente en Mubi). Sin juzgar.
A principios de los 90’s, con el colapso de la centro derecha tradicional después de una secuencia de escándalos de corrupción, Il Cavaliere, que hasta ese momento no había manifestado ninguna intención explícita de meterse en política tradicional, sale a la cancha con Forza Italia. Lidera el espacio que deja vacío el conservadurismo, pero esta vez con un estilo de outsider bon vivant, self-made man, con un discurso vacío pero simple y entendible para todo aquel que quiera enojarse con la política. Berlusca salió sin territorio, casi que sin partido, sin plataforma. El partido era él y así ganó la primera elección de la Segunda República italiana en 1994 y empezó su carrera política. Pero basta de historia.
Ruben, Andrea y Paolo tienen la siguiente hipótesis: la presencia (temprana, en los 80’s) de Mediaset causó mayor apoyo a Forza Italia (el partido de Berlusconi) en las elecciones futuras. En las del ‘94, pero también en las subsiguientes. Seguro te estás haciendo preguntas. ¿Por qué el canal de Berlusconi (que casi no tenía programas de noticias, ni políticos y que pasaba películas pochocleras) va a influir en tu voto futuro a Berlusconi, no? Pero no solo eso. Por qué mirar los programas de Mediaset en los 80’s va a influir en tu comportamiento electoral tantos años después, si cuando Mediaset arrancó a operar Berlusconi ni siquiera tenía intenciones de ser candidato a nada.
Te leo la mente. Claro que “vivir en un municipio que tenía una estación de Mediaset en los 80’s” y “haber votado por Forza Italia en los 90’s y '00’s” deben correlacionar bien incluso cuando Berlusconi en los 80’s ni existía en el mundo político y los programas eran todo entretenimiento inocente, precisamente porque seguramente Mediaset decidió instalarse en los 80’s en lugares en donde había demanda para eso: pueblitos conservadores, ávidos consumidores de películas de acción del tipo American Ninja 3. Votantes que, con o sin Mediaset en casa, hubieran votado a Berlusconi felices 10 o 20 años después.
Los dos grafiquitos de arriba son las botas de Italia. En ambos hay puntitos negros, que te muestran los lugares en donde había antenas de Mediaset que transmitían sus programas. El gráfico de la derecha te muestra la intensidad hipotética de la señal (más verde, mejor señal) en cada centímetro cuadrado del país. ¿Por qué hipotética? Porque te mide la señal que debería tener cada calle si no hubiera ningún tipo de barrera topográfica (montañas, cambios drásticos en la elevación, etc). El gráfico de la izquierda mide la intensidad real de la señal (más verde, mejor señal). ¿Por qué real? Porque en la realidad hay barreras geográficas y naturales que hacen que una antena que transmitir bárbaro en ciertos lugares, termine fallando.
Mirá por ejemplo la zona de Lazio, en la mitad de la bota más o menos, abajo de la Toscana. En el gráfico de la derecha hay una gran región en verde intenso: una señal que, en ausencia de barreras topográficas, debería ser una maravilla. Andá al mismo lugar pero en el gráfico de la izquierda. Resulta que si vivís en ciertos barrios, tenés tremenda señal, pero te movés un poco y si querés ver algo de Mediaset vas a tener que entrar a ajustar la perillita del fine tuning y aún así vas a ver todo con rayas (tal como hacías en tu adolescencia latinoamericana, allá por los 90’s, antes de la explosión de Internet por fibra óptica; dale, no te hagás el boludo que nos conocemos todos).
La cosa es que podríamos agarrar el mapa de la izquierda y mirar si en los lugares más verdes de 1985 (señal de Mediaset más fuerte), la proporción de votos Berlusca en los 90’s y 00’s es más alta. Pero no queremos hacer eso. Porque tranquilamente Mediaset pudo haber elegido estratégicamente en donde comprar antenas en función de qué tipo de gente vive en la zona (de nuevo, gente conservadora, que hubiera votado a Berlusconi 20 años después, con o sin Mediaset en el medio). Pero teniendo el mapa de la izquierda Y el de la derecha, podemos hacer algo sutilmente diferente.
Pensá lo siguiente. Imaginate que Berlusconi tenía bien claro a qué público quería hablarle (el de los conservadores de siempre). Entonces el tipo compró una antena en Lazio, por la mitad de la bota, en la costa que da al oeste del país. Ahora, en teoría la antena debería servir para darle buena señal a un montón de municipalidades (todas las que están adentro de los cuasi-círculos verdes en el mapa derecho), pero en la práctica si resulta que hay una elevación medio rara en la comuna de Bracciano pero no en la que está justo al lado (Pisciarelli), entonces los de Bracciano van a poder disfrutar de los programas de Berlusconi pero los de Pisciarelli se los van a perder. La estrategia entonces es comparar comunas que en teoría deberían estar igualmente cubiertas por la señal pero que por cuestiones topográficas terminan recibiendo señal de diferente intensidad. Vamos con los resultados.
Si Mediaset no hubiera existido en los 80’s, Forza Italia hubiera sacando 18 escaños parlamentarios menos en 1994, 61 menos en 1996 y 40 menos en 2001, solo contando los distritos de mayoría simple.
Tremendo, ¿no? Pero la gran pregunta es, como siempre, por qué. Si queremos echarle la culpa a la boluda de la caja, deberíamos esperar que el efecto sea más pronunciado entre las cohortes de gente que más TV miraban.
El grafo de arriba te muestra que la mayor cantidad de consumidores de TV en esa época eran los pibes (menos de 10 años) y los más, digamos, Seniors (arriba de 55). Adiviná cuáles son los grupos etáreos que explican la mayor parte del efecto de tener señal de Mediaset en el voto futuro a Forza Italia.
Adivinaste (por las dudas de que no hayas adivinado: los Seniors y los nenes).
El efecto vía Seniors te lo dejo de tarea porque el envío ya me está quedando largo y porque la persistencia del efecto en el tiempo (mucho después de los 80’s) se da, por motivos obvios - o sea, digamos, era más probable que sigan vivos -, mayormente entre los que estuvieron expuestos a Mediaset cuando eran chiquitos. ¿Por qué mirar mucha tele de chico haría que votes más a tal o cual partido de grande? Volvamos a la caracterización de Berlusconi. Il Cavaliere era un tipo simple, carismático, una personalidad de la televisión, un vendedor. Usaba un lenguaje llano, entendible por todos. De nuevo, simple.
Pero no me tenés que creer. Por suerte hay métodos para analizar la simpleza (o complejidad) del lenguaje, basado en varias métricas, incluso la ubicuidad de las palabras que usa cada político cuando habla en TV (por ejemplo, “ubicuidad” es poco ubicua). El grafo de arriba te dice que los discursos de Berlusconi (en azul) tenían un 20% de palabras comunes. Los de su opositor Monti (intelectual nivel fue rector de la Universidad Bocconi en Milan), en cambio, apenas si llegaban al 15%.
Uniendo puntos: resulta que de chico mirabas mucha TV (de la de entretenimiento) y de grande es más probable que votes al que te habla simple. Tal vez la pieza que falta es que si mirabas mucha TV de chico, quedaste medio boludo. Difícil de probar, pero por suerte en Italia hay buena data.
El paper muestra un montón de medidas (todas con resultados muy parecidos), pero me voy a enfocar en la medida más divertida: un test de inteligencia. La cosa es que el ejercito italiano mide un montón de cosas de los conscriptos, incluyendo inteligencia y lo hace con tests bastante estandarizados. Haberte expuesto a Mediaset de pibe reduce aumenta la probabilidad de haber tenido baja performance en los tests psicométricos entre 8 y 25%, dependiendo de como se mida.
Me siento un viejo conservador, pero los datos son los datos. Parece que sí, mucha televisión de pibe te puede dejar medio dolobu. ¿Sabés que NO te puede dejar boludo? Exacto, este Newsletter. Seguí leyendo tranquilo.
¿Sabés que sería aún más increíble que el season finale de Severance de la primera temporada? Que compartieras esta maravilla de texto que te acabo de regalar (igual, no, está mejor Severance).
Ah y dejame tu mail si aún no lo hiciste:
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El paper de hoy lo encontrás acá.
Ruben tiene varios papers sobre Berlusconi, los medios y la política. A mí me gusta mucho éste y también éste (sobre los efectos políticos de la Interne’).
Acá Bursztyn y Cantoni escribieron sobre el impacto de consumir medios occidentales viviendo del lado dictatorial del muro en los patrones futuros de consumo.
El paper del Fox News effects en el voto republicano ya es un clásico y lo podés leer acá.
Nada que ver, pero …
Con Ale Ganimian y la gente de Argentinos x la Educación estamos organizando desde el año pasado el Seminario de Educación Cuantitativa Aplicada (SEduCA, ja). Es un seminario mensual sobre research en educación pero 100% cuantitativo. Acá te inscribís, es una vez por mes.
En Alemania la extrema derecha sacó como 20% de los votos y arrasó en la parte este del país. Estamos tentados a decir que hay un efecto causal de haber vivido en Alemania comunista y votar a la extrema derecha, pero no es tan sencilla la cosa. Escribí este hilo al respecto, basado en este papel.
Me gustó este paper sobre como la personalidad de tus compañeros más cercanos de universidad te afecta tu propia personalidad.
Acá muestran que si viviste en recesión en el inicio de tu adultez (18-25 años), terminás siendo menos pro-social (altruista, recíproco) el resto de tu vida.
En el próximo envío
“Pasame con un humano”. Los bots de servicio al cliente que se pusieron de moda hace un par de años eran unos disfuncionales cognitivos, exasperantes y te hacían odiar la vida. Los de hoy hacen que los humanos de servicio al cliente parezcan de cartón. Lamento informar que, contra mi propia consciencia, la próxima semana voy a tener que escribir sobre IA. No me odies.
Nico, buen post y te lo dice alguien que tiene una visión positiva de Berlusconi.
Nuevo en tu trabajo, Nico. Muy buena entrega. ¿Serán candidatos como Carlos Menem y Bill Clinton similares a Berlusconi en el punto del paper? ¿En la forma de hablar? Habría que ver si sus campañas fueron así. Tengo la sensación de que sí. Y habría que ver obviamente si la televisión que se consumía en los distintos países tenía una escala similar y era similar en contenido. Los europeos siempre decían que era impresionante la cantidad de canales que tenían los estadounidenses durante mucho tiempo. Pero bueno, esos son los datos, que no tengo. Vos hablas de la realidad. Estoy especulando nomas.