¡Hola! ¿Cómo estás?
Hasta ahora y desde hace varias décadas, Estados Unidos es el gran líder indiscutido en la producción de ciencia y tecnología en el mundo. Hay muchos competidores más que dignos (Canada, Europa, China), pero están lejos. Hasta ahora.
Hace un siglo no era así. Algo pasó en el medio. Una hipótesis es que los nazis ayudaron expulsando científicos que encontraron su casa del otro lado del atlántico. Hoy te traigo algo de evidencia de que algo de eso hubo.
Espero que te guste. Gracias por leer.
Las preguntas de hoy
¿La fuga de cerebros de científicos alemanes expulsados por los nazis ayudó a desarrollar científicamente a Estados Unidos?
Qué cosa lo que me divierte mirar la historia de vida de los científicos (me divierto barato, diría mi viejo). Si agarras una eminencia actual de unos, digamos, 60 años, lo más probable es que trabaje en una universidad americana y que haya estudiado en Estados Unidos. Si agarras a una eminencia de los 50’s la cosa no era tan así. Y ni hablar si agarras a una de los 40’s, 30’s o 20s.
Si viste la serie Transatlántico en Netflix, seguramente el nombre Albert Hirschman te suene. Hirschman, protagonista de la serie, era un aleman que nació en la década del ‘10 y fue clave para ayudar a sacar judíos de Francia en medio de la guerra (muchos de ellos intelectuales y científicos). Ayudaba a falsificar pasaportes, conseguir recursos y llevarlos por los pirineos para que se escapen vía España hacia USA. Heinrich Mann, Marc Chagall y Hanah Arendt son algunos de los nombres célebres que le debemos a Hirschman.
Si no viste la serie, igual el nombre te debe sonar si sos economista. Después de sus hazañas humanitarias, Albert Hirschman tuvo una carrera académica espectacular, pasó por Harvard, Yale y el famoso Institute for Advances Studies (donde terminó su carrera Einstein), y es uno de los grandes nombres de los primeros trabajos en economía del desarrollo. Si estudiaste economía hace unos años seguro te suene la idea de “unbalanced growth strategy” o de “encadenamiento hacia adelante y hacia atrás” de las industrias. Ya no se lo estudia de forma directa (yo ni lo menciono en mi curso de desarrollo) pero su influencia es innegable. Hasta el día de hoy, el índice más conocido de concentración de mercados es el HHI (te imaginarás de dónde sale una de esas H’s).
Hirschman hizo su doctorado antes de rescatar judíos, en 1938. Lo hizo en la Universidad de Trieste, en Italia. Fue profesor de Harvard entre los 50’s y los 70’s y tuvo varios compañeros célebres, como el mismísimo Wassily Leontief (premio Nobel del ‘73, el inventor de la matriz insumo-producto que inspiró a las famosas “función de utilidad tipo Leontief”). Wassily se doctoró en Rusia. Gérard Debreu (uno de los padres del equilibrio general, también premio Nobel), colega de Hirschman en Yale, se doctoró en Paris. Koopmans, otro Nobel, también colega de Hirschman y de Debreu, hizo su PhD en Leiden (Holanda). Jacob Marschak, teórico él, capo de la teoría de la decisión bajo incertidumbre, también colega de Alberto, sacó su PhD en Heidelberg, en Alemania.
¿Cuántos economistas profesores de Harvard o Yale actuales estudiaron en Trieste, en San Petesburgo, en Heidelberg o en Leiden? (ya sé, ya sé que alguno que otro hay, pero ves a donde voy). Y ni hablar fuera de la economía: Oppenheimer, nacido en USA, se fue a doctorar a Gotemburgo, donde estaba el mismísimo Max Born. Bohr, físico y premio Nobel él, se doctoró en Copenhagen e hizo la mayor parte de su carrera académica en Europa. El propio Einstein se doctoró en Zurich y, hasta que no le quedó otra opción, hizo su carrera entre Suiza y Alemania.
Podría seguir aburriéndote con nombres y nombres, porque nada me divierte más que mirar las conexiones entre las carreras académicas, pero creo que el punto está hecho. El envío de hoy me sirve para darle algo de letra a una hipótesis que tenemos varios: que Estados Unidos sea hoy el centro científico indiscutido del universo se lo debemos en gran medida a los nazis (y si me bancás unas semanas, te digo que en otra medida a los soviéticos, pero vamos por partes). Y a los americanos, por supuesto.
Leo Szilard, Eugene Wigner, Edward Teller, John von Neumann, Hans Bethe. ¿Te suena alguno? Son algunos de los científicos del core del Manhattan Project. ¿Otto Meyerhof, Otto Stern, Otto Loewi? Son todos ganadores de premios Nobel de química. Todos esos nombres tienen en común que fueron refugiados alemanes judíos de la 2da guerra mundial que se establecieron en Estados Unidos.
La cosa es que el 7 de Abril de 1933 (dos meses después de que los Nazis asumieron el poder), promulgaron la “Gesetz zur Wiederherstellung des Berufsbeamtentums” (parece, pero no es un tipo de pancho), que decía, básicamente, que había que retirar a cualquier empleado público que no descendiera de arios. Los profesores entraban en esa categoría. Muchos de ellos son los que terminaron en Estados Unidos más adelante. ¿Será que la llegada del científico refugiado aumentó la productividad del sistema?
Como nos pasa habitualmente en estas columnas, la pregunta es difícil de responder, por varios motivos. Empecemos por el más obvio: imaginate que, por el contexto de posguerra, las universidades de USA estaban desesperadas por poner plata en hacer research en, no sé, física del estado sólido. Y resulta que sale a buscar talentos y contrata an Edward Teller (de hecho, George Washington University lo contrató en 1935 y después se fue al Manhattan Project). Y empiezan a patentar un montón de cosas que dependen de conocimientos surgidos de investigaciones en física del estado sólido. ¿Fue por el impacto de Edward Teller o porque hubo una estrategia específica que buscaba desarrollar conocimiento en física del estado sólido (y casualmente aparte vino Edward Teller)?
El paper de hoy ya es medio añoso (del 2014) pero sigue valiendo. Petra Moser, Alessandra Voena y Fabian Waldinger juntaron datos de patentes (una buena medida de productividad de la ciencia) y científicos (nativos y emigrados) en Estados Unidos para darnos una respuesta causal a la pregunta difícil. Los resultados refieren a emigrados en una de las áreas más relevantes para los refugiados: química. Va el primer intento.
Resulta que las patentes científicas normalmente se clasifican en “clases” tecnológicas. Por ejemplo, la clase 435 es la de “Chemistry: Molecular Biology and Microbiology”. O sea, cada clase refiere a un campo o subcampo de investigación. Hacé lo siguiente: agarrá todas las clases posibles de, en este caso, la investigación en química (habrá unas 200). Separá a las clases en dos tipos: aquellas en donde en algún momento hubo refugiados judíos patentando, por un lado, y el resto (campos en los cuales no trabajaban los judíos pero sí otros alemanes no refugiados) por el otro. La idea es clasificar a cada clase (o sea, a cada campo) según la presencia (o ausencia) de judíos participando activamente de ese campo. Las podemos llamar “clases de judíos” y “clases de goim” (así le decimos cariñosamente a los gentiles en yidish).
Bien. Ahora, calculá para cada año, desde 1920 (antes de que llegaran los refugiados) hasta 1970 (cuando ya se les había pasado el cuarto de hora), el número de patentes registradas en clases de judíos versus el número de patentes registradas en clases de goim. Cuidado acá: la cuentita no es “cantidad de patentes registradas por judíos” menos “cantidad de patentes registradas por goim”, sino más bien “cantidad de patentes registradas por cualquiera, pero en clases en donde laburan judíos” menos “cantidad de patentes registradas por cualquiera, pero en clases en donde laburan solo goim”. Es importante la distinción porque lo que queremos medir es el impacto de la llegada de los refugiados en los campos de investigación en donde trabajaban, no solamente entre inventores o científicos específicamente judíos.
Si hiciste bien las cuentas (mentales, porque datos nunca te pasé), te debería haber dado algo como el grafo de arriba. El eje X tiene los años; fijate que hay una línea roja vertical justo en el año 1933, cuando empezaron a expulsar a los judíos de Alemania. El eje Y mide la diferencia entre las patentes (totales) en clases (campos) judías menos las patentes totales en clases (campos) goim. Todo con patentes de USA, por si hace falta aclararlo. Fijate que antes de 1933, la diferencia es básicamente constante a lo largo del tiempo. O sea: pre-1933, los campos en donde eventualmente trabajarían judíos patentaban a un ritmo parecido a los campos en donde eventualmente NO trabajarían judíos.
En 1933 empiezan a llegar los refugiados. Fijate como las clases (campos) en donde trabajan los refugiados empiezan a patentar como loco, mucho más que los campos en donde NO trabajan los refugiados. Todo bajo el mismo sistema: sistema científico y tecnológico de Estados Unidos. AHORA BIEN.
Tantos años (2) leyendo esta maravilla de Newsletter te enseñaron que la interpretación del gráfico de arriba no es tan obvia. Imaginate lo siguiente: llegan cientos de científicos e intelectuales que son super cracks pero que de algo tienen que vivir. Y resulta que DuPont está financiando investigación en, digamos, química de polímeros. Y viene Carl Neuberg (capo de la bioquímica) desesperado buscando laburo porque lo echaron los nazis y el tipo no se dedica a los polímeros pero es muy capo, entonces le dicen “amigo, venite que te pagamos bien y todo pero vas a laburar en polímeros, que estamos poniendo toda la teca ahí”. Y resulta que en el ‘35 patentan el nylon. ¿Es el efecto Carl Neuberg o el efecto “puse toda la teca ahí (y casualmente lo metí a Neuberg ahí donde necesitaba gente)?”. Si bien esta historia es falsa - de hecho a Carl Neuberg Du Pont no lo quiso contratar porque era “demasiado judío” (true story) - tranquilamente podría haber pasado con tantos otros judíos e instituciones que desarrollaron patentes. Y una historia como esta nos arruina toda la interpretación causal del gráfico de arriba. Pero hay esperanzas.
Volvamos a Alemania, a los años 20’s. Los judíos intelectuales y científicos estudiaron y se especializaron en lo que quisieron o pudieron. Cuando ellos tomaron sus decisiones académicas y de carrera, los nazis no habían llegado y la guerra no estaba ni cerca de empezar. Parece bastante razonable suponer que las clases (campos) específicas que los científicos alemanes decidieron elegir antes de la llegada de los nazis no tienen, en principio, ninguna relación con lo que Du Pont (o la empresa que sea) quería priorizar como área de investigación varios años después. Seguime el razonamiento.
Hacé lo siguiente: tal como hicimos antes, agarrá todas las clases posibles de, en este caso, la investigación en química (habrá unas 200). Otra vez vas a dividir a las clases (campos) en dos tipos: aquellas en donde se habían especializado los judíos que eventualmente serían refugiados pero ANTES de que explote el nazimo, por un lado, y el resto (campos en los cuales NO se habían especializado los judíos alemanes refugiados, pero sí otros alemanes) por el otro. Fijate que lo que ahora podemos llamar “clases de judíos” no son las clases en donde necesariamente terminaron trabajando judíos en USA, sino las clases en donde trabajaban en Alemania, antes de la guerra y de emigrar. Y las “clases de goim” no son las clases en donde necesariamente NO terminaron trabajando judíos en USA, sino las clases en donde NO trabajaban en Alemania, antes de la guerra y de emigrar.
Por supuesto que la gran mayoría de los que trabajaban en cierto campo en Alemania en, no sé, 1925, terminaron trabajando en el mismo campo en USA. Eso no nos arruina la interpretación causal. Lo que queremos es sacarnos de encima a los que trabajaban en A, pero llegaron a USA y terminaron en B PORQUE a B le estaba yendo bien independientemente de ellos.
Ahora, con esta nueva definición sutilmente diferente, podés comparar la evolución en las patentes de las “clases de judíos” y las de “clases de goim”. Esta estrategia que describí la mencioné ya varias veces; se llama “variables instrumentales” y podés ver algo acá. Resultados.
Las patentes americanas terminaron siendo 71% mayores en las clases (campos) en los que (pre-guerra) se habían especializados los judíos alemanes que eventualmente serían refugiados, que las patentes americanas en las clases (campos) en donde no se habían especializado los judíos alemanes eventualmente refugiados (pero sí otros alemanes). O sea, la llegada de los judíos refugiados que hace décadas habían elegido determinado campo para investigar, generó un boom en la producción científica, específicamente de esos campos en comparación con otros, muchos años después y en Estados Unidos.
Ahora se viene lo interesante: ¿por qué? Mil cosas pueden haber pasado para que la llegada de los científicos refugiados mejore la productividad del sistema científico, especialmente en los campos en los que se especializaron antes de emigrar. Hay al menos tres hipótesis que serían consistentes con estos resultados. La primera es que hay “derrames” de conocimiento. Llega Otto Meyerhof refutado alemán a UPenn y todos los pibes que laburaban en UPenn en el campo de Otto se hacen más productivos (patentan más) simplemente porque se benefician del conocimiento de Otto. Los datos dicen que esto no pasó: los científicos americanos que YA ESTABAN trabajando en campos en donde eventualmente llegarían los refugiados no se vuelven especialmente más productivos después de la llegada.
Otra alternativa es que la llegada de gente como Otto Meyerhof (capo en metabolismo muscular) haya entusiasmado a un montón de gente de otros campos y entonces el ñato capo en señalización celular se pasó a metabolismo muscular y terminó rompiéndola ahí. Y la otra es que simplemente la llegada de gente como Otto terminó atrayendo nuevos talentos: por causa de la llegada de Otto, un montón de pibes más chicos terminaron haciéndose científicos y trabajando (y patentando) en los campos de donde venía gente como Otto. Algo de esto hay.
Resulta que pre-1933 la cosa venía parecida entre campos de investigación. Dicho de otra manera, hasta el ‘33, la cantidad de talento (investigadores) que entraba a diferentes campos no tenía ninguna relación con que el campo de investigación sea el de los que futuros judíos refugiados o no. Eso cambia exactamente a partir de 1933, y por varios años. Resulta que los campos de los emigrados terminan atrayendo en promedio un 35% más de talento (mayormente nuevo) que el resto, justo a partir de que llegaron.
Y acá viene lo mejor. Los refugiados llegaron en los 30’s y 40’s. Se establecieron y patentaron. Y atrajeron gente a sus campos, que también patentaron. Muchos de los americanos empezaron a trabajar (co-autorear o co-patentar) con los propios emigrados. Fueron creciendo, independizándose y patentando solos o con otros americanos. Que también crecieron, también se independizaron y también terminaron patentando solos. Se formó toda una red de emigrados con sus co-patentadores americanos, que aprendieron y que a su vez tuvieron sus propios co-patentadores (seguramente más jóvenes) y así. La semilla del emigrado original rindió frutos.
Va con números. Si agarrás a todos los “co-patentadores” americanos de los refugiados y te fijás en que clases (campos) habían patentado ANTES de 1933, te da que en proporciones parecidas entre las clases de los refugiados y el resto. Seguí a los mismos científicos americanos hasta los 70’s. Te va a dar que algo así como el 80/90% de sus patentes (muchísimas ya sin los refugiados como co-patentadores) son en las clases (campos) de los refugiados. Hacé lo mismo con los co-patentadores americanos de los co-patentadores americanos de los refugiados y te va a dar algo muy parecido. Plantaste la semilla y sigue creciendo.
Estados Unidos fue impresionantemente hábil para atraer cerebros (no siempre, igual, durante muchos años tuvieron, por ejemplo, cuotas máximas de judíos admitidos). Lo sigue siendo, supongo. Pero desde hace algunos meses vienen saliendo noticias de gente importante que se vuelve a sus países. Y de países que intentan atraer a los decepcionados de USA. Y mientras escribo esto leo que Harvard no puede admitir más estudiantes internacionales (ahora leo que un juez frene la medida) ¿Se empezará a frenar el liderazgo indiscutido científico de USA? ¿Volverá el desarrollo científico multipolar? Yo predigo que no. Tengo mis razones. Pero yo pensé que Larreta iba a ser presidente, así que yo que vos no confío mucho en mis pronósticos.
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El paper de hoy lo encontrás acá.
Waldinger tiene otro paper usando la expulsión de científicos nazis que terminaron en USA (esta vez matemáticos). Muestra que si te tocó uno de estos cracks como advisors te va a ir mucho mejor en tu carrera académica.
Nada que ver, pero …
Me gustó este paper que muestra que si te draftearon para la guerra es más probable que te vuelvas religioso (lo cual se ve en tu futura tumba).
Lo que viene, lo que viene
“Con la tuya“. Ahora está de moda separar el impuesto del precio de los productos. La idea es que te des cuenta cómo te roba el Estado y que te quejes. No sabemos si sirve para eso. Pero sirve para otras cosas. Te cuento.
Interesante!