¡Hola! ¿Cómo estás?
Cuando hablamos del rol de la escuela pública en general pensamos en dos objetivos: 1) tener ciudadanos educados y 2) igualar la cancha lo más posible.
Yo digo que hay otro objetivo más: generar ciudadanos más generosos, empáticos, amigables. ¿Un curso de generosidad y civismo? ¿Que lo qué? No, nada que ver. Algo mucho más profundo. Hoy escribí sobre como exponerte a la diversidad te hace mejor gente.
Espero que te guste. Gracias por leer.
Las preguntas de hoy
¿Exponernos a gente distinta nos cambia las preferencias?
¿Cómo puede ayudar la escuela pública?
Cuando era chico (hasta los 9) iba a una escuela que se llama Instituto Sudamericano Modelo, que queda en Rio de Janeiro y Diaz Velez. De “Modelo” no tiene mucho más que el nombre. Es una escuela privada de barrio (Almagro), común y corriente. Que yo sepa, no tuve compañeros demasiado ricos ni demasiado pobres. Algunos de ellos son mis amigos hasta ahora: Matu, Anibal, Andy. Mi viejo trabajaba en la AFIP, mi vieja en la AMIA. Los viejos de Matu tenían comercio en el once, los viejos de Anibal y de Andy trabajaban de médicos. Y todos vivíamos más o menos por ahí: Almagro, Villa Crespo, alguno en Caballito. Parque Centenario, bah.
El portero de mi edificio en Malabia y Camargo (Walter) tenía un hijo que debía tener mi edad: Alejandro, con quien me llevaba muy bien. Pero él iba a otra escuela y tenía su grupo de amigos de ahí. Y yo el mío. Alejandro iba al Francisco de Vitoria, un colegio público muy cerca de donde vivíamos (Frías y Camargo) que tenía fama de ser muy bueno. A los 9 años me mudé (no muy lejos, siempre Villa Crespo) y a Alejandro le perdí el rastro.
Mi vieja, unos 30 años antes, fue a la escuela pública que está en Pueyrredon y Sarmiento, en el barrio de once cerca de donde vivía ella. Bueno, en realidad estaba, porque hace varios años se convirtió en la famosa “Escuela Shopping”. Igual que yo con Alejandro, mi mamá de chica se llevaba bien con la hija de la portera. Pero en su caso iban a la misma escuela y al mismo curso. También compartían aula con la hija de un famoso y acaudalado escribano. Una generación arriba, mi abuela (la mamá de mi mamá) ni siquiera terminó el colegio secundario.
La experiencia mía, de mi vieja y de mi abuela son muy distintas. Pero no es que nosotros seamos una excepción: estos cambios entre generaciones son comunes en un montón de familias. Al menos en Buenos Aires, cada vez más gente elige escuelas privadas para sus hijos y cada vez menos probable es que el hijo de un acaudalado escribano sea compañero del hijo de un portero. Por supuesto que la segregación socioeconómica tiene potencialmente un montón de consecuencias (negativas) en la movilidad social de los más pobres (de esto tal vez escriba en algún momento, pero si querés ir leyendo, leete todo lo que escribió Chetty, o este resumen de lo último). Pero hay un efecto más sutil de la segregación y, en mi opinión, igualmente relevante: el que tiene sobre los más ricos.
Hace unos años se viralizó un audio bastante divertido en Argentina: el de la Cheta de Nordelta. Cheta, para los lectores no argentinos, significa fresa (México), cuico (Chile), pituco (Perú), gomelo (Colombia): uno que no solo es rico sino que lo muestra. Nordelta es un barrio privado, privadísimo. Y bastante autocontenido: si naciste ahí, definitivamente no tenés ninguna necesidad de salir hasta al menos cumplir 18 (hay escuelas y muy buenas) y dentro de poco hasta universidad vas a tener.
La Cheta de Nordelta empieza su audio (aparentemente dirigido a la administradora del barrio), diciendo que ella es una mujer normal pero con ciertos códigos de “estética visual” y de “estética moral”. Sigue describiendo a la gente con la que suele juntarse y destaca que todos ellos comparten un “mismo perfil estético, moral y ético”. Esa introducción sirve para entender lo que viene después: una descripción de los nuevos vecinos que, parece, compraron una de las casas cercanas. “La gente no se ve mala, se ve buena; pero se ve (…) una gente que viene de barrios visualmente no muy buenos”. Luego viene el rant sobre lo que le molesta: esta gente nueva toma mate en la piscina, sentados en una reposera y gritando “como si estuviéramos en la costanera de Mar del Plata”. Y encima llevan al perro. El audio sigue con algunas perlitas variopintas: que ella no es una “Máxima zorraquieta (sic)” (la reina de holanda), pero que sus vecinos “son unos grasas (pero yo no desprecio a la gente)” y unas cuantas más.
Lejos de querer hacer un análisis pseudo-científico sobre la psicología de los ricos y los pobres, este audio (que salió en 2017) me hizo pensar en su momento en una sola cosa: nadie que haya crecido en un ambiente más o menos diverso (como el de la escuela a la que fue mi mamá) puede tener esa mirada. Ni hablar que los vecinos tomadores de mate no estaban ni cerca de ser pobres (después de todo, vivían en Nordelta), pero si la actitud era así con ellos, no quiero imaginarme como se comporta con los que realmente son pobres. Fui corriendo a buscar si alguien había estudiado el tema en economía (yo estaba en el medio de mi doctorado y en plena búsqueda de temas para el tercer capítulo de mi tesis) y me encontré con la peor y mejor noticia. Sí, ya había alguien estudiando el tema, o sea que no tenía sentido meterme en eso (qué mal). Pero lo que había escrito Gautam Rao era espectacular (qué bien). Posiblemente uno de los papers que más disfruté de leer hasta el momento.
Te adelanto la respuesta: ir a la escuela en ambientes socioeconómicamente diversos te transforma en una persona más prosocial (que hacés cosas por los demás), más generosa, menos discriminatoria y más propensa a integrarte con gente de otros estratos sociales.
Gautam estudió esto en India (de donde proviene). Como siempre, pensemos en el experimento ideal, agarramos un montón de colegios y aleatoriamente los asignamos a tres grupos: los diversos, los no diversos ricos y los no diversos pobres. En los diversos le damos un 50% de cupos a ricos y un 50% de cupos a pobres. En los no diversos ricos le damos 100% de cupo a familias ricas y en los no diversos pobres le damos 100% de cupo a familias pobres. Un tiempo después medimos lo que nos interesa medir (prosocialidad, generosidad, etc) y vemos si hay diferencias significativas entre grupos. ¿Cómo medimos esto? En un rato te cuento. Naturalmente, lo que más nos interesa es comparar a los pobres de las escuelas diversas con los pobres de las escuelas no diversas pobres, por un lado; y a los ricos de las escuelas diversas con los ricos de las escuelas no diversas ricas por el otro.
Por buenas razones, los gobiernos no nos dejan hacer estas cosas raras solamente para investigar. Pero, como ya conté en varias oportunidades en este espacio, muchas veces hacen cosas que naturalmente se parecen bastante a lo que hubieramos hecho como investigadores para medir efectos causales. Resulta que en Delhi se les ocurrió (con razón), que sería una buena idea que los estudiantes de élite se mezclen un poco con el resto. Las escuelas de élite (caras, buenas y apuntadas al mercado de familias ricas) tienen subsidio estatal. Y eso viene con ciertas contraprestaciones que normalmente eran más bien nominales: “to serve weaker sections of society”. Parece que en 2007, la corte de Delhi empujó al gobierno a que hace algún enforcement de esta obligación (que nadie cumplía hasta entonces) y le pidió que reserva 20% de los cupos de estas escuelas a estudiantes de familias relativamente pobres (con ingresos menores a 2,000 dólares por año).
Para evitar la segregación dentro de las escuelas, la norma obligaba a mezclar a los ricos y pobres en las mismas clases. Y aplicaba solamente a los nuevos alumnos. Es decir, esperablemente, no era retroactiva. La cosa es que de las 200 escuelas de élite, la gran mayoría (90%, escuelas tipo 1) empezó a admitir estudiantes pobres en 2007, otro grupo empezó un año más tarde, en 2008 (porque ya habían hecho la admisión, escuelas tipo 2) y otro grupo nunca cumplió con la norma (escuelas tipo 3), por motivos idiosincráticos (no dependían de fondos estaduales sino nacionales). Para ejemplificar más fácilmente, supongamos que existen dos grados de cursada en las escuelas (en vez de siete): primero y segundo grado.
Suponé que agarramos a alumnos de una escuela tipo 1 de primer grado en 2006 (antes de la reforma, o sea que cursaron solo con ricos) y en 2007 (después de la reforma, o sea que cursaron con ricos y pobres). Y encontramos que los de 2007 son más generosos que los de 2006. ¿Qué podríamos concluir sobre el efecto de la reforma en la generosidad de los chicos? Nada. Estaríamos comparando estudiantes que, si bien tienen la misma edad (todos de primer grado) los miramos en diferentes años y tal vez lo que pasó es que el país entero se volvió más generoso en 2007.
Suponé, entonces, que agarramos alumnos de una escuela tipo 1, de primer y segundo grado en 2007. Como el año es 2007 para todo el mundo, nos ahorramos el problema de comparar diferentes años. Los de primer grado tienen compañeros ricos y pobres, los de segundo no, porque entraron en 2006, antes de la reforma. Imaginate que encontramos que los de primer grado son más generosos que los de segundo. ¿Qué podríamos concluir sobre el efecto de la reforma en la generosidad de los chicos? Nada. Estamos comparando alumnos de diferente edad: ¿y si la generosidad se va perdiendo a medida que crecemos?
Con las escuelas tipo 1 solas no hacemos mucho. Pero acordate que también están las escuelas tipo 2, que tardaron un año más pero terminaron implementando la reforma. Suponé, entonces, que agarramos alumnos de una escuela tipo 2, de primer grado en 2007 y en 2008. Los de 2007 no fueron afectados por la reforma pero los de 2008 sí. Ya sabemos que comparar esos dos grupos entre sí no nos sirve porque son años distintos. Pero lo que sí podemos hacer es comparar la variación en la generosidad de los alumnos de primer grado entre 2007 y 2008 en escuelas tipo 1 y escuelas tipo 2. Si la generosidad creció más entre las escuelas tipo 2 - que tenían reforma en 2008 y no en 2007 -, que entre las escuelas tipo 1 - que tanto en 2007 como en 2008 tenían reforma -, tal vez lo que estemos identificando es el efecto de pasar de tener compañeros ricos a tener un mix de compañeros ricos y pobres.
Y algo parecido podemos hacer con las escuelas tipo 3, que nunca se reformaron. Podríamos comparar la variación en la generosidad de los alumnos de primer grado entre 2007 y 2008 en escuelas tipo 3 y escuelas tipo 2. Si la generosidad creció más entre las escuelas tipo 2 - que tenían reforma en 2008 y no en 2007 -, que entre las escuelas tipo 3 - que tanto en 2007 como en 2008 NO tenían reforma -, nuevamente tal vez lo que estemos identificando es el efecto de pasar de tener compañeros ricos a tener un mix de compañeros ricos y pobres.
Esto que estoy describiendo no es otra cosa que un modelo tipo diff-in-diff como ya expliqué en alguna otra oportunidad. Lo que hace Gautam es tan simple (bueno, exagero un poco) como comparar los outcomes (generosidad, prosocialidad, etc, cuando son adultos) de los estudiantes ricos de diferentes tipos de escuela, en diferentes grados, en diferentes momentos del tiempo, siempre asegurándose de estar haciendo comparaciones entre alumnos de la misma edad (primer o segundo grado) y del mismo año (2006, 2007, 2008, etc). Con esto (y ayuda de algunos supuestos), Gautam identifica un efecto causal de compartir clases con alumnos de otra clase social.
El próximo paso es definir los outcomes. ¿Cómo medimos generosidad o prosocialidad? Hay muchas formas. Las que me más me gustan a mí son las que denotan comportamiento real. Gautam consiguió datos sobre horas de voluntariado de cada alumno durante sus años escolares (ejemplo: participar durante dos semanas en la organización de una colecta anual de la escuela).
Primer resultado: la probabilidad de que un alumno ricos de las escuelas “tratadas” (esas en donde los ricos y pobres convivían) participe en actividades de voluntariado es 13 puntos porcentuales mayor que la de los alumnos de escuelas “control”. En números: de 23% de probabilidad de participar pasan a 36%.
A los experimentalistas les gusta hacer juegos para medir cosas. Uno de los juegos más famosos es el llamado Dictator Game. Es muy simple: te doy 100 dólares y te digo que le podés dar parte de esos 100 dólares a una persona que no conocés. Le podés dar cualquier número entre 0 y 100 y la otar persona no tiene otro remedio que aceptar lo que le des. Si te importa un poco el prójimo (o, si te importa la justicia) seguramente le des más que 0. La cantidad que le des es una medida bastante razonable de, llamémosle, generosidad. Gautam hizo que los alumnos ricos de estas escuelas jueguen dictator games. Los “receptores” de su caridad serían alumnos pobres (o ricos) desconocidos.
Segundo resultado: el monto que “regalaron” los alumnos ricos de las escuelas “tratadas” (esas en donde los ricos y pobres convivían) a alumnos pobres es 12 dólares mayor que el de los alumnos de escuelas “control”. En números: los controles dan 28, los tratados 40.
Tercer resultado: el monto que “regalaron” los alumnos ricos de las escuelas “tratadas” (esas en donde los ricos y pobres convivían) a alumnos ricos es 5 dólares mayor que el de los alumnos de escuelas “control”. En números: los controles dan 25, los tratados 30.
O sea: no sólo compartir clases con alumnos pobres hizo que los ricos fueran más generosos con los pobres, sino más generosos en general. Y también que tuvieran preferencias más “igualitarias” (después de todo en el dictator game le dan más a los pobres que a los ricos)
Cuarto resultado: los alumnos “tratados” son más propensos a aceptar una playdate con un chico pobre.
OK, pero pará: los alumnos que vienen de familias pobres suelen tener una performance académica peor que los que vienen de familias ricas por motivos obvios. Entonces, si es cierto que existen peer effects (o sea, que estudiar con gente que le va mejor hace que te vaya mejor), tal vez esta mezcla de ricos y pobres termina haciendo que los ricos aprendan menos de lo que hubieran aprendido.
No. Gautam armó una prueba estandarizada, se la tomó a los alumnos de distintas escuelas y encuentra que no hay diferencias signifivas de performance entre ricos de escuelas “tratadas” o “controles”.
Hoy, según cuenta Argentinos por la Educación, las escuelas ya no exponen a los chicos a gente demasiado diferente. Más bien, todo lo contrario. No solamente porque, en general, los más ricos van a privadas y los más pobres a públicas, sino porque incluso dentro de las privadas (o dentro de las públicas) hay un ordenamiento por nivel socioeconómico. Los que viven en barrios ricos van a escuelas en barrios ricos y los que viven en barrios pobres van a escuelas en barrios pobres. Segregación territorial y segregación entre escuelas van de la mano.
Terminando de escribir este envío me quedé pensando en qué haría si tuviera hijos en edad escolar en Buenos Aires. Y no tengo ninguna duda de que los mandaría a una escuela privada. Y sí. No es que no me importe la generosidad, la prosocialidad, la empatía. Me importa igual que le debe importar a un montón de gente que elige escuelas privadas porque cree (y tal vez tenga razón) que son mejores y porque cree (y con certeza tiene razón) que la escuela privada le va a dar más previsibilidad a su logística diaria.
Tener buenas escuelas públicas y con horarios y días previsibles traería muchos beneficios. Uno de ellos, que tal vez discutimos poco y que a veces pasa medio desapercibido es que volvería a juntar al hijo del portero con el hijo del empleado público y la hija del empresario. Con eso seguramente podamos formar buena gente sin necesidad de hacer cursos de cívica.
Te puede interesar
Si querés consultar el paper de hoy podés hacerlo acá.
No puedo recomendar solamente un paper de Chetty, así que entrá y mirá todo lo que estudia sobre igualdad de oportunidades y demases en su Opportunity Insights.
En el próximo envío
“Votar te cambia la vida”. Se vienen las elecciones generales en Argentina y estás pensando si votar o no. Andá: votar te cambia la vida. Pero no por el candidato que vaya a ganar o a perder. Votes a quien votes, gane o pierda tu candidato, te cambia la vida. La próxima te cuento por qué.
Máxima zorraquieta!!!! jaja
"Lo que enseñamos a los estudiantes es, básicamente, la obediencia intelectual» Robert Sternberg. Presidente de la American Psychological Association. Prof. Universidad Yale. educación enseñanza escuela
Es decir, ideología.
"Ideología es el conjunto de ideas inventadas por un grupo de personas para ocultar bajo ellas sus intereses" José Ortega y Gasset
¿Qué grupo de personas es este?
La oligarquía que se hace llamar Estado, un tinglado que no es sino su centro de negocios.
✓ INEFICIENCIA DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.
https://youtu.be/6F0TZGtyZE8
✓ LA DEFENSA DEL CONSUMIDOR
https://youtu.be/DM_lzEzm9EY
✓ REPERCUSIÓN DEL TIEMPO EN LA POLÍTICA Y LA ECONOMÍA.
https://youtu.be/kCHGtgIeXj8
EL NO TAN UTÓPICO ANARCOCAPITALISMO https://youtu.be/UhTXqfrBOoY
✓ SOCIOLOGÍA LIBERTARIA
https://youtu.be/oelr8ZGYBV4
✓ LOS VALORES DEL CAPITALISMO
https://youtu.be/ITgt0HTSeZg
✓ LA TEORÍA AUSTRIACA DE LAS CLASES SOCIALES
https://youtu.be/DCcui5pCR6Y
✓ IDEOLOGÍA Y TEORÍA POLÍTICA CONTEMPORÁNEA. https://youtu.be/J1fil2hqVDM
✓ ¿QUIÉN DEBE ATENDER LOS PROBLEMAS SOCIALES?
https://youtu.be/WWrB5P9ztQ8
✓ LOS CAMINOS Y SALIDAS DE LA POBREZA
https://youtu.be/cAKGmn4bbsI
✓ EXPLORANDO LAS IDEAS DE LA NOBEL ELINOR ÖSTROM
Biblio. https://youtu.be/xNMwyjzT6EE
✓ SOCIOLOGÍA LIBERTARIA
https://youtu.be/oelr8ZGYBV4
Mucha biblio, humor. Estado piratas
✓ FRAGMENTACIÓN Y UNIFICACIÓN POLÍTICA.
https://youtu.be/Eo4szP_YoTM
✓ ARISTOCIDIO Y FORMACIÓN DEL PODER POLÍTICO
https://youtu.be/n24Z5iFhNRA
✓ CAPITALISMO Y SOCIALISMO
https://youtu.be/hCsvlVtgGzA
Formato video aditado UFM (vegetación)
en ANCAP https://youtu.be/ukKWXG1nIqQ
✓ EL PROBLEMA DE LA CONTAMINACIÓN Y LOS BIENES COMUNES Noemí Díaz Corral
https://youtu.be/N5k5qzx4vG4
✓ INTERPRETACIÓN LIBERAL DE LA POLÍTICA SOCIAL. https://youtu.be/0kyDBs3bNyQ
✓ POLÍTICA EXTERIOR LIBERAL
https://youtu.be/HzILaC7bWOw
✓ LITERATURA LIBERTARIA
https://youtu.be/N7Ly3DmXsQw
✓ EL PETRÓLEO EN CANARIAS
https://youtu.be/3wm8AXJKssU?si=Rn1cKsHXHsLAEMT3